"6 de
Enero. Día de Reyes. En un par de semanas cumpliré veintidós. Escucho La Oreja de Van Gogh mientras escribo estas
líneas. Me dispongo a escribir otro ensayo lleno de experiencias pero esta vez
son más íntimas mostrando quizás mi yo más
desconocido, mi yo escritor.
No
quiero ofender a nadie. No soy Cervantes – por citar a un clásico de la
literatura española – ni tampoco Mario Vargas Llosa y menos aún Tolstoi. Sin
embargo, yo si me considero escritora, a pesar de que aún tengo muchísimo que
aprender y también que perfeccionar pero quiero superarme y no voy a rendirme
porque entonces me traicionaría a mí misma. Me gustan los retos.
Recuerdo
cuando decía que no podía escribir en primera persona y sobre mí misma.
Entonces era una quinceañera que se enfrentaba a la escritura de su primera
novela y a una mudanza. Ahora, casi siete años después, si soy capaz porque
necesito desahogarme. Quiero poner por escrito todo aquello que no quiero
callar más, también aquello que en el futuro me gustaría leer y que sé que
nadie escribirá – ya sean mis propias reflexiones o poemas, ya sea una novela o
algún fragmento de ésta.
Escribir
es disciplina y perseverancia pero también es técnica, talento, imaginación,
etcétera. Se puede aprender a hacerlo, sin embargo, debemos de advertir que la
literatura es una forma de vivir y ver la vida que nos hace únicos pero es muy
importante que la sintamos y sea capaz de emocionarnos.
Escribir
literatura – y aquí no me estoy refiriendo ni a la científica ni a la
humanística, sino a la verdaderamente creativa – ayuda a que uno se conozca
mejor a sí mismo y a que explore el mundo de las emociones. Ese poema que
escribes, esos personajes que creas, ese diario que no quieres que sea leído…
te pueden ayudar más que un psicólogo a entender mejor aquello que sientes, a
expresar emociones y a cicatrizar heridas.
Mis
tres pasiones son la investigación, la Historia – carrera de la que actualmente curso
cuarto y de la que obtendré el título de licenciada en un par de años – y la
escritura. Recuerdo que hace unos años, cuando aún no había cumplido los
dieciocho, un amigo me sugirió que en un futuro, siendo ya historiadora, me
dedicase a viajar y a escribir novelas. En ese momento escribía mi primera
novela que significó un gran reto y de la que aprendí mucho. Después empecé a
escribir la segunda que he dejado a la mitad, siendo ya más larga que la
primera con más de ciento veinte páginas escritas a mano, y que no he pasado a
ordenador. Por último, desde el verano pasado me hallo inmersa en la escritura
de la tercera que es de temática policíaca y que llevaba tiempo planteándome.
Me gustaría escribir una novela histórica y en un futuro es un reto que me
gustaría afrontar. Entonces tendré más formación y madurez.
Estoy
en época de exámenes y escribo para evadirme. Así durante unos diez minutos me
olvido de los apuntes y dejo volar la imaginación. Aprovecho también para
reflexionar un poco aunque en verdad es lo que hago siempre independientemente
de lo que esté haciendo en ese momento. Me gusta escribir a mano y con
bolígrafo azul porque me inspiro mucho más y también porque es mucho más
íntimo. La letra dice mucho sobre la personalidad de uno mismo, al fin y al
cabo, la escritura es intimidad y a través de las palabras describimos
sentimientos, emociones, sensaciones, etcétera. Muchas veces éstas no se pueden
poner por escrito pero se intenta y como suelen ser las de mayor intensidad
aprenderemos mucho de ellas y nos acompañarán siempre formando parte así de
nosotros mismos.
Soledad, 20 de Enero, Manhattan, Amores dormidos e Inmortal son poemas llenos de experiencias vividas y sentidas que
alguien escribió y les puso música convirtiéndolos así en canciones que en
España y en América Latina han marcado a toda una generación. Me inspira
escuchar los diferentes discos de este grupo de San Sebastián, sus canciones
hacen que mi escritura fluya y no la fuerce. Siempre querré escucharlas y los
recuerdos, las ideas, las sensaciones, los pensamientos, etcétera siempre serán
diferentes aunque parecidos porque las personas somos como las olas que llegan
a la playa siempre las mismas pero distintas.
Soy
consciente de que yo he escrito los poemas, los relatos, las novelas y los
ensayos que llevan mi nombre y mis apellidos aunque aquellos que ya están
finalizados ya no los sienta como míos. Sin embargo, a diferencia de otros que
pueda leer, sé las motivaciones, los recuerdos, los sentimientos, etcétera que
hay detrás de cada palabra que he escrito. Es algo tan íntimo que sólo puedes
conocer tú mismo aunque decidas compartirlo con los demás a través de las
palabras escritas o de conversaciones que uno desearía que nunca acabasen.
Me han
dicho que mi estilo es muy descriptivo y que a través de las palabras que
componen un poema, un relato o una novela sé expresar emociones haciendo que
quien me lea se conmueva, pero ¿cuántas veces en mi día a día me habré callado
lo que siento? ¿Cuántas veces no habré dicho que me he mareado y/o que se me ha
nublado la vista por no darle importancia? ¿Cuántas veces no sé expresar con
palabras lo que me pasa o no sé explicarme a mí misma y menos aún a los demás
mis miedos, mis inseguridades, etcétera? Son muchos los interrogantes que aún
no tienen respuesta.
Son
las doce y media de la noche y después de un largo día de estudio y a pocas
horas de un examen, escucho las canciones de Amaia Montero y aprovecho para dar
Gracias de todo corazón a todos
aquellos que me han leído, me leen y/o me leerán. Entre mis lectores se hallan
buenos amigos a quienes les doy las gracias por sacar unos minutos para leer lo
que una amiga escribe y les envía por e-mail.
Sé que les va a gustar lo que les mando y no necesito que me digan lo que les
ha parecido aunque siempre se agradecen los comentarios y también las críticas
si una se lo merece y le ayuda a mejorar. También me siento halagada por
aquellos que sin saber quien soy, me han leído en Internet y me han escrito
comentarios que nadie antes me había dicho y que me han hecho madurar y empezar
a valorarme como escritora. Así supe que tenía lectores, que aún hoy disfrutan
con lo que escribo y que esperan ver algún día publicado una novela o un libro
de poemas escrito por mí para poder comprarlo, en Venezuela, Bilbao, Barcelona,
etcétera.
Sé que
escribir una novela no es fácil, si no que es una carrera de fondo que trae
consigo momentos de excitación, enamoramiento y frustración. Suelo compararlo
con una excavación y el trabajo de un investigador, en los tres se necesita
sentir pasión por lo que se hace, perseverancia, ganas de aprender y mejorar
cada día. El paso del tiempo me enseña a luchar, a superar las dificultades que
se presentan y a no rendirme. Si alguna vez lo hiciese, nunca lograré mis
sueños y ya no valdrá la pena vivir.
¿Por
qué necesito tanto escribir? Nunca encontraré la respuesta. Escribo desde que
tenía siete u ocho años pero no fui consciente de que la escritura era parte de
mi personalidad hasta los diecisiete años cuando gracias a mis amigas me
redescubrí como escritora y empecé a plantearme el porqué escribir, por
ejemplo, una novela. La única respuesta que encuentro es que me apasiona
escribir, crear personajes, jugar con el tiempo y con el espacio.
Siempre
he escrito pero no le daba importancia a lo que hacía hasta que mi mejor amigo
y mis amigas del colegio hicieron que empezase a vérsela hace ya cinco años.
Fue fundamental la creación del personaje de Natalia dentro de mi primera
novela y el libro de El reto de escribir
y publicar de Lorraine C. Ladish para que yo empezase a plantearme porque
me gustaba tanto escribir.
Nunca
he tomado drogas ni creo que lo haga pero soy consciente de que la escritura es
como una droga y no soy la única que hace ese símil, también lo hacen muchos
otros escritores, algunos de ellos ya consagrados.
Sé por
experiencia que escribir una novela no es fácil, sin embargo es algo que me
apasiona y con lo que disfruto mucho. Los momentos de bloqueo me han enseñado a
no presionarme y a no forzar la escritura, a tener paciencia, a centrarme en
otras cosas, y a saber que cuando menos me lo espere se me ocurrirá una idea,
sabré como contarla y tendré la necesidad de tener papel y bolígrafo en la mano
en ese momento.
Nunca
pensé que escribiría un fanfiction
que fuese un final alternativo de Harry
Potter. No escribiré más fanfictions
ni creo que termine de escribir esa historia, sólo quería tener esa
experiencia. Llevaba unos dos años y pico buscando información sobre Harry Potter en Internet y guardando
artículos que salían en periódicos y revistas, me había leído varios fanfictions enteros y algunos capítulos
sueltos de Fanautores. Un día de
Enero de hace ya tres años surgió Pinceladas
al óleo, que al principio no tenía título pero si la he escrito desde la
primera línea con cierto orden cronológico, estructurada en capítulos, con el
mes y el año en la esquina superior derecha y con bolígrafo azul. Su
protagonista, Judith, tiene mucho de mí misma y es un personaje que realmente
me ha llegado a apasionar.
Hay
una chica en Venezuela que admira mi manera de escribir, la complejidad de mi
segunda novela, cuyo título se ha mencionado en el párrafo anterior, que
siempre la sorprendía y más de una vez me dijo que ella no sería capaz de
mantener la intriga como la hacía yo. Nunca creí que lo que yo escribía le
haría pensar a la gente y me sentía orgullosa cada vez que esta chica me decía
que mi fanfiction le hacía pensar
mucho y que cada vez le gustaba más. Y también cuando me decía que le gustaba
porque dejaba que los lectores se imaginasen lo siguiente y que mis preguntas
sobre el fanfiction eran muy buenas.
El título del fanfiction que empezó a
escribir esta chica, ¿Enamorarme de ti?
Jamás, me encanta porque en tan pocas palabras dice mucho.
Rosa
Montero dice que no es el escritor el que busca el tema sobre el que escribir
una novela, sino que es él el que busca al escritor, y que cada novela la
escribes en unas determinadas circunstancias después de vivir ciertas
experiencias. Creo que tiene razón porque yo nunca pensé en escribir un fanfiction sobre Harry Potter y empecé a escribir mi segunda novela sin ser
consciente de ello. Había estado recopilando cierta información durante más de
dos años que me ayudó en parte.
Un
lector nunca podrá conocer a un novelista a través de sus personajes, ya que
todos ellos tendrán siempre algo de autor pero son autónomos al tener una vida
propia. Una ventaja que tiene el escritor es que él conocerá todas las máscaras
de los personajes que crea y también lo que se esconde tras éstas. Para mí no
es tan importante la descripción física de un personaje como su psicología y me
suelen gustar mucho más los redondos que los planos pero reconozco que los
primeros son difíciles de crear debido a su complejidad y me gustan para que
sean los personajes más importantes de una novela llenándolos así de matices y
jugando con sus apariencias.
Mis
novelas están llenas de miradas que reflejan parte de la personalidad de mis
personajes, lo que sienten, aquello que no dicen con palabras… Soy una persona
que en su día a día le da mucha importancia a las miradas.
Otro
detalle importante es el nombre de los personajes que no se eligen al azar y
que suelen tener un significado. Pondré algunos ejemplos de mi tercera novela,
sin título aún, cuyos protagonistas tienen nombres y apellidos de siete letras
cada uno de ellos. Éstos son Leticia Mendoza Coronel, que a pesar de llevar el
nombre de mi hermana casi no se parece a ella, y cuyo primer apellido es de origen
vasco; Alberto Castaño siendo la primera vez que uso este nombre en una novela,
a pesar de que me encanta, pero hasta ahora no me he visto capaz de poder
utilizarlo sin que se abriesen heridas del pasado, por lo que aquellas personas
que conozcan la historia sabrán lo que he tenido que superar y todo lo que
significa que lo use; y Natalia de Terán, nombre que me encanta y que uso con
mucha frecuencia creando personajes diferentes que se llaman igual y también es
un nombre que me gustaría ponerle algún día a una hija mía, Por último, diré
que Terán es un pequeño pueblo del valle de Cabuérniga en Cantabria y que está
cerca de Cabezón de la Sal.
A mí
me encanta escribir a mano porque creo que es mucho más personal e íntimo y te
ayuda a expresarte con mayor naturalidad y libertad que si escribes a máquina
y/o en el ordenador. A pesar de esto, no puedo negar que el sonido al teclear
el portátil me inspira y disfruto acariciando sus teclas.
Me
gustaría escribir una novela donde el/la protagonista también estuviese
escribiendo una novela y poder profundizar a lo largo de toda la novela sobre
su proceso de escritura. Esto recibe el nombre de metanovela.
Todo
escritor necesita tener un primer lector de lo que escribe. Ha de ser una
persona que también escriba, a la que admire y en la que confíe plenamente. Esa
opinión será sagrada y será una crítica muy valorada por quien ha escrito ese
relato, esa novela, ese poema, etcétera.
Escribir
no es fácil y aparte de escribir hay que saber hacerlo, tener constancia,
perseverancia e investigar, sobre todo, si hablamos de novelas.
Ahora
con las canciones de Lo que te conté
mientras te hacías la dormida recuerdo que ya hace un año que escribí el
primer EXPERIENCIAS. En ese momento
necesitaba hacerlo y sólo pensaba en el presente. Con el paso de los meses
estos ensayos – con una temática muy similar a la de un diario – se ha
convertido en un proyecto literario que da sus primeros pasos. Este ensayo que
ya llega a su fin siendo su extensión más larga que los dos anteriores y
abordando un tema diferente sobre el que hacía tiempo deseaba escribir. He
disfrutado mucho escribiendo cada una de las palabras que lo componen
llenándolo así de pasión."
Elena Velarde
6 enero - 22 febrero 2009
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