28 dic 2012

Capítulo 7 "Tarde de sábado" ("Pinceladas al óleo")

"Ya había facturado y leía un libro sentada en una de las sillas de la sala de embarque. Habían pasado ya nueve años desde su primera excavación, la de la necrópolis de época islámica. La misma en la que participó al empezar el segundo cuatrimestre de su primer año de Historia y en la que aprendió mucho a pesar de haber podido ir muy pocos días.
Hacía tiempo que había dejado de relacionar su imagen de la Arqueología con las de las películas de Indiana Jones. Era un trabajo arduo el del arqueólogo pero ahora sabía que era su vocación.
Recordó la lluvia que cayó en esos días y que dificultó aún más las tareas de excavación.
Cerca de Cambridge había un castillo plenomedieval, inhabitado desde hacía siglos y apenas estudiado. Después de meses de negociaciones había conseguido los permisos de excavación.
Allí iba a tener la oportunidad de poder investigar acerca de sus dos pasiones: la crisis del siglo XIV en Inglaterra y las relaciones que existieron entre "Neanderthales" y los "Homo sapiens sapiens" en la transición del Paleolítico Medio al Superior.
Ése no era el único contrato que iba a firmar durante su estancia en Londres. También estaba el de la publicación de su tesina por la Universidad de Cambridge y la traducción, bajo su supervisión, de "Violeta" por la editorial "Penguin".
Cogió el móvil del bolso y marcó un número.
- ¡Hola, Maya! Soy la tía Dima. - Dijo con tono jovial. - ¿Le puedes decir a tu padre si se puede poner un momento al teléfono que quiero hablar con él? - Preguntó.
Maya, una niña de no más de tres años, era el gran secreto de Ginny Weasley. Ésa era la razón por la que había dejado el quidditch. Tenía futuro como buscadora pero decidió afrontar la responsabilidad de ser madre. Había encontrado a la persona con la quería compartir su vida y formar una familia.
El anuncio del embarazo de Ginny dio mucho que hablar en Inglaterra, ya que coincidió casi con el descubrimiento por parte de la prensa de su relación con Alejandro Yorkshire.
Mientras esperaba a que su hermano cogiese el teléfono, miró el interior de su cartera, llena de carpetas y libros.
Judith era una persona que en muchos aspectos los pasos que marcaba la sociedad en la que vivía los andaba al revés. No le gustaba ser igual a los demás y no le resultaba fácil expresar lo que sentía. Las personas que la conocían sabían que, a pesar de que a Judith era fácil hacerla explotar, lo que más daño le hacía y lo que más le atormentaba se lo solía callar, incluso a sí misma. Su sufrimiento no era visible ni tampoco fácil llegar a él.
Ese deseo de distinguirse de los demás acarreaba un alto precio: incomprensión, angustia, dudas. Buscaba respuestas y casi nunca las encontraba.


- ¡Hola! - Saludaron Lluvia y Pablo cuando llegaron a la fuente de Puerta Jerez.
- ¡Hola! - Dijo a su vez Harry mientras saludaba a Lluvia con un par de besos en la mejilla y a Pablo con un apretón de manos. - Ellos son Hermione, Ron y Ginny. A Valle y a Draco ya los conocéis. - Dijo Harry que a continuación añadió: - Ellos son Lluvia y Pablo.
- ¿Y Dima? - Preguntó Lluvia a quien le extrañaba no ver a su amiga allí.
- Está en Londres. - Respondió Harry.
- A mí me dijo que se iba el domingo por la tarde. - Comentó Pablo.
- Ha quedado con unos amigos mañana y se ha ido en el vuelo de las seis y media.
- ¿Dónde se queda? - Preguntó Lluvia con curiosidad.
- En casa de Alejandro. - Contestó Harry como si lo que decía fuese algo obvio.
Ginny se asustó. Judith iba a descubrir su secreto y no se fiaba de ella. Pronto serían cuñadas y todo saldría a la luz. No se habían conocido hasta entonces. Alejandro le había hablado de sus padres y de sus hermanas pero siempre tenía alguna excusa cuando sabía que iba a ver a Judith.
Los padres de Alejandro y Judith se conocieron durante unas vacaciones de verano cuando eran adolescentes y se casaron al alcanzar la veintena. Su madre aparcó durante un tiempo sus estudios de Matemáticas para criar a Alejandro quien pronto fue nombrado heredero de la corona británica al renunciar su padre a sus derechos al trono. Al poco de licenciarse nació Judith, después vinieron Natalia y Emma, educadas lejos de la patria de su padre donde Alejandro vivía desde niño y admiraba la tranquilidad en la que crecían sus tres hermanas pequeñas.
- Haber si voy a Londres y le hago una visita. - Comentó Lluvia con una sonrisa.
- ¿Me vas a dejar por Alejandro? - Preguntó Pablo con sorna.
- No te burles. - Dijo Lluvia muy seria.
Pablo lo había hecho para enfurecerla y lo había conseguido.
- No tienes que irte a Londres. El miércoles viene con Judith y con Maya. - Informó Harry.
Ginny fue la primera que se sorprendió. no sabía que hacer si decirlo o callarse. Optó por lo segundo pero todo saldría a la luz cuando Maya la llamase "Mamá" delante de los demás o Alejandro la saludase con un beso en los labios.
Recordó la revista que Judith y Harry leyeron en el desayuno. Era la misma que el día anterior había comprado en el aeropuerto. Habían descubierto su secreto.


Aún no había podido hablar a solas con Ginny. Habían terminado de cenar y ya no quedaba nadie en la cocina salvo ellos dos. Era el momento.
- Ginny, ¿podemos hablar? - Preguntó Harry.
No contestó. Su expresión era de desconcierto y frialdad.


Eran casi las cinco de la mañana. Todos dormían. Sentada en la mesa de la cocina, escribía folios y más folios. No podía parar e irse a la cama y descansar un poco. No se sentía cansada pero al día siguiente necesitaría litros y litros de café para mantenerse despierta.
Nunca había escrito nada que tuviese valor ni tampoco había estado horas y horas sin poder detener su mano mientras ésta escribía y dejaba volar su imaginación.
Acostumbrada al teclado del ordenador, había olvidado lo que sentía al escribir con bolígrafo sobre una hoja en blanco como cuando cogía apuntes en la universidad o con pluma sobre envejecidos pergaminos como antaño en Hogwarts. Más lágrimas recorrieron sus mejillas ya húmedas de tanto llanto.
Necesitaba desahogarse y dedicarse tiempo a sí misma. Nunca debió irse a Argentina. ¿De qué huía entonces? ¿Por qué no fue capaz de afrontar lo que la atormentaba sin necesidad de alejarse de todo lo que era su vida? Había llegado el momento de darle respuestas a esas y otras preguntas.


Correr le ayudaba a no darle vueltas a la cabeza. Lo necesitaba. No había dormido bien. No quiso despertar a nadie.
Necesitaba estar solo. Todo se había complicado de repente. Volvían a surgir sentimientos y recuerdos que creía haber olvidado. ¿Qué sería ahora de su vida? En Ucrania estaba Leysana y en Inglaterra, ¿adónde iría? Quería alejarse de todo durante un tiempo para pensar.
No había nadie por la calle. Podía respirar la tranquilidad de una ciudad que aún dormía.
Se había planteado dejar a Leysana y no volver a Kiev, y darle una segunda oportunidad a Hermione. ¿Dónde viviría? ¿En Inglaterra o Argentina? No se podía precipitar. Decidió darse tiempo."

Elena Velarde
Marzo - Abril 2006 (corregido en octubre de 2010)

26 dic 2012

Capítulo 6. "Recuerdos y cafés con leche" ("Pinceladas al óleo")


"La cafetera humeaba y el olor a pan recién tostado impregnaba toda la estancia. Miraba hacia ningún lugar y con la cucharita daba vueltas al café. No estaba sola. A su lado estaba Hermione que hojeaba una revista que se había encontrado en el baño y Ron buscaba algo para desayunar entre la nevera y la despensa.
Oyeron el timbre y unos pasos que se dirigían hacia la puerta. Ginny salió de su ensimismamiento, dejó la cucharita apoyada en le borde del plato y se acercó la taza a sus labios. Hermione comía una tostada de mermelada mientras leía. Ron se sirvió café en un vaso y se sentó al lado de Hermione.
- ¡Hola! - Saludó Harry al abrir la puerta. - Pasad. - Les dijo a Draco y Valle.
- ¿Estáis ya todos listos? - Preguntó Draco mientras Harry cerraba la puerta de entrada.
- Aún no. - Contestó Harry que se dirigía a la cocina.
- ¿Y Judith? - Preguntó Valle que miraba como Ginny, Hermione y Ron desayunaban.
Judith, recién salida de la ducha y con el pelo mojado, sacaba una botella de leche de la nevera. Hermione había dejado la revista abierta sobre la mesa. Llamó la atención de Harry y la cogió.
- Fíjate un momento en estas fotos. - Le dijo Harry a Judith que se estaba echando unas cucharitas de azúcar en el café.
- ¡Qué vestido más bonito! - Exclamó Judith. - Yo siempre he dicho que Alejandro es muy guapo y con uniforme de gala, aún más. - Comentó Judith, que había aparecido en la cocina con gafas, a quien la ducha aún no la había despertado.
-¿Puedes dejar el azucarero y coger la revista, por favor? - Le imploró Harry.
La reacción de Judith no se hizo esperar. Se fijó en el rostro de la chica de las fotografías, después dirigió su mirada hacia la mesa y finalmente se cruzó con la expresión de extrañeza de su marido. En un par de segundos sacó todas las conclusiones.
- No podía ser. - Pensaron Harry y Judith pero ambos eran muy observadores y pocas veces se equivocaban cuando sospechaban algo.
Ginny permanecía ajena a lo que habían descubierto Judith y Harry, y a lo que tramaban aprovechando que Judith se iba a Londres esa misma tarde. A Hermione, que había estado hojeando la revista minutos antes, las fotografías no le habían llamado la atención, dejó la revista sobre la mesa y se puso a charlar con Ron, Valle y Draco.
Vio el dedo de Harry que señalaba un párrafo. Lo leyó pero algo le decía que a lo largo de la revista hablaban más acerca de la pareja de las fotos. Buscó el índice y le echó un vistazo. "Ginevra Weasley, la joven que ha sabido ganarse el corazón de los ingleses." Ése era el titular.
- Tómate ya el café que se te va a enfriar. - Le ordenó Harry a Judith. - Yo busco la página.
Ahí estaba el reportaje que el día anterior en el vuelo Londres-Sevilla tantas lágrimas le había hecho derramar a Ginny. En esas páginas no encontraron nada que no supiesen ya, sino que esta vez la información la vieron desde otro punto de vista, el que menos esperaban.
Harry no sabía que pensar. Habían pasado diez años y todo había cambiado mucho. Sus planes para el futuro cuando eran adolescentes apenas se habían cumplido y cuando lo habían hecho, las circunstancias los habían cambiado. Ninguno había llegado a estudiar la carrera de auror, el quidditch menos Ginny lo habían abandonado y al final sus vidas estaban más relacionadas con los muggles que con los magos. Voldemort, ya derrotado, estaba detrás de todo.
Draco siempre había sido el hijo perfecto y tenía todas las cualidades para destacar entre los mortífagos, sin embargo, que lo hubiesen criado entre algodones y en el odio hacia los muggles y los magos de sangre sucia y/o mestiza traería graves consecuencias cuando, siendo adolescente, trabajó para Voldemort. Fue entonces cuando todo su mundo se desmoronó y renunció a todo lo que el antiguo Draco era. Al principio fue duro pero a la larga significó un cambio muy positivo.
Casi once años después de ese verano ya no quedaba nada del Draco arrogante de Hogwarts. Hermione, por quien el ojigris siempre había sentido un profundo odio por ser hija de muggles, fue la primera persona que conoció al nuevo Draco pero Harry y Ron nunca creyeron en ese cambio del chico rubio. Alejó de su corazón a Pansy Parkinson y su lugar fue ocupado por una estudiante de Gryffindor de cabello por aquel entonces bastante enmarañado. Nunca sería suya, lo sabía. No quiso interponerse en la relación que la chica castaña mantenía con Ronald Weasley pero no renunciaría a la amistad de la muchacha.
Al empezar séptimo decidió romper con todos los lazos que aún mantenía con sus padres, los mortífagos y Voldemort. Tras los EXTASIS dejó Inglaterra por una vida muggle en Sevilla con el deseo de empezar desde cero. Hermione le había mostrado algunas de las maravillas del mundo muggle y el fin de sus estudios en Hogwarts fue el momento de arriesgarse. Si no lo hubiese hecho, nunca hubiese conocido a Valle.
Harry también dejó Gran Bretaña tras los EXTASIS y durante unos años recorrió todo el mundo. No se estableció en ningún lugar hasta que recaló en Sevilla.
La miró mientras, apoyada en la encimera y con apariencia distraída, se comía una tostada. Por ella había dejado de huir y había vuelto a Londres tras años de ausencia. La admiraba porque su fragilidad era sólo apariencia y había sabido alcanzar sus sueños de adolescencia.
Judith le había abierto su corazón y se sacrificó mucho para que Harry volviese a creer en sí mismo. Se preocupaba demasiado por los demás y eso a veces hacía que se olvidase de sí misma.


Nunca había visto unos ojos color violeta. Su mirada era cálida y seductora. Al día siguiente de verla en la catedral fue a visitar los patios de la Universidad de los que tanto y tan bien le habían hablado. Allí estaba ella saliendo de la biblioteca pero no iba sola.
- Perdón, ¿dónde está la cafetería? - Le preguntó Harry acercándose hasta esa chica desconocida.
Judith percibió la dificultad con la que el joven se había expresado en español y un marcado acento británico que se escondía tras cada palabra.
- Nosotros vamos para allá a tomar algo. Si quieres, te puedes venir. - Le sugirió Judith en un perfecto inglés que era característico de las clases altas de Londres. - Soy Judith y él es Pablo. Y tu, ¿cómo te llamas? - Le preguntó Judith con interés.
- Harry.
Estrechó la mano de Pablo y le dio un beso a Judith en la mejilla.
- Dima, me voy. Ya hablamos en otro momento. - Dijo Pablo y Judith lo miró desconcertada. - ¡Hasta luego! - Se despidió alejándose de Harry y Judith.
La vio más atractiva que el día anterior. El pelo lo llevaba recogido con una pinza y algunos mechones rebeldes enmarcaban su rostro.
No podían borrar la sonrisa de sus rostros ni dejar de mirarse a los labios. Sus pupilas brillaban. Un hormigueo recorría sus cuerpos. Estaban apoyados en un árbol y al distancia que había entre ambos era la carpeta de Judith sobre la que había colocado su bolso y su abrigo.
- ¿Eres de Londres? - Le preguntó Harry.
Judith no se sorprendió ante la pregunta. La esperaba.
- Mi padre sí es de Londres, yo soy de Sevilla al igual que mi madre y mis hermanos pero tengo la doble nacionalidad.
Sacó la cartera del bolso, cogió los documentos que la identificaban como ciudadana española y británica y se los mostró a Harry. El roce de sus manos les produjo un escalofrío.
No hacía mucho que su relación con Pablo se había terminado. No se planteaba comenzar otra. Ahora no quería volverse a enamorar. No se arrepentía de haber estado tantos años con Pablo.
- ¿Hasta cuándo te quedas? - Le preguntó con curiosidad Judith a Harry.
- Pensaba quedarme sólo una semana para conocer la ciudad pero voy a buscarme un piso para alargar mi estancia durante tiempo indefinido.
Iba a quedarse en Sevilla por Judith. Si seguía con su viaje o volvía a Inglaterra, no sabía si algún día la vería de nuevo. No quería desaprovechar la oportunidad que se le presentaba.
La huida no le había solucionado los problemas ni le había dado valor para afrontarlos. Sólo había sido un reflejo de su cobardía. Ya no quedaba nada de su fortaleza de antaño.
- Si quieres, yo te ayudo a buscar piso y te doy clases de español. - Sugirió Judith con entusiasmo.
- No hace falta. Se te ve una chica llena de obligaciones, no quiero estirarte tu agenda ni que por mí dejes de hacer otras cosas. No quiero hacerte sentir incómoda. - Dijo Harry con humildad.
- De verdad, no es ninguna molestia y ya organizaré mi agenda de tal manera que pueda abarcar todo sin quitarle más horas al sueño. - Intentó Judith convencer a Harry.
Parecían una pareja. Seguían sentados en el mismo sitio y Judith había apoyado su cabeza sobre el hombre de Harry. La carpeta, el bolso y el abrigo lo habían cambiado de lugar y se arrimaron aún más.
Podía sentir su respiración entrecortada y los latidos del corazón en el cuello. Vio como se mordía y mojaba los labios a cada momento. Se sentía igual que él. Ya había demasiada intimidad para que fuese a más. No se deberían haber aproximado tanto.
- ¡Hola! - Saludó Lluvia que acababa de llegar hasta el árbol donde Harry y Judith estaban apoyados.
Judith se sobresaltó. No podía controlar su nerviosismo. Se levantó y le dio un par de besos a su amiga en la mejilla.
- Él es Harry. - Dijo Judith con voz temblorosa.
- Lluvia. - Dijo ésta al saludarlo.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó Judith cortante.
- Habíamos quedado para tomar un café y siento mucho haber sido tan inoportuna. - Se disculpó Lluvia al recordar la escena que había presenciado unos momentos antes.
- No pasa nada. Yo ya me iba. - Dijo Harry.
Cuando Judith quiso reaccionar, ya era tarde. Harry había desaparecido de su vista y no sabía cuando se volverían a encontrar. No podía evitar pensar en él.
- Estabas muy bien acompañada. - Le dijo con ironía Lluvia a Judith. - Deberías haberte quedado con él. Nosotras podemos quedar otro día.
- No sé a donde ha ido. Soy tonta. Lo he dejado escapar. - Se lamentó Judith."

Elena Velarde
Marzo 2006 (corregido en octubre de 2010)

24 dic 2012

Relato navideño


"En el ambiente todo nos recuerda a la Navidad: las calles del centro iluminadas, el mercado navideño instalado en la plaza de San Francisco, anuncios de juguetes desde principios de Octubre, turrones y mantecados que se venden en los supermercados desde hace más de un mes...
Escuchando villancicos poenmos un toque navideño en casa, colocamos en el salón el árbol de Navidad y el belén, escribimos tarjetas navideñas que, en general, expresan todas lo mismo año tras año.
Es entrañable volver a casa por Navidad y revivir las de tu infancia a través de tu hijos y sobrinos. Aprovechas estas fiestas para disfrutar de tu ciudad y volver a ver a los amigos que a pesar de vivir el resto del año en Dublín aún conservas: a unos los conoces desde los tres años, a otros desde los dieciséis; algunos son del colegio, otros de la universidad pero con todos mantienes una gran amistad y cada uno ha aportado algo distinto a tu vida.
¡Tantos recuerdos que salen a tu encuentro en cada esquina y en cada rincón de la casa de tus padres, de ese bar que solías frecuentar para tomar algo y jugar al billar con tus amigos o con la única compañía de tu novio de entonces! Vuelves a esos lugares donde viviste momentos inolvidables y donde recuerdas con nostalgia lo especial que eran para tí.
La Navidad es la época del año donde vuelves la vista atrás y eres consciente de cómo has cambiado, de lo importante que han sido para ti algunas personas que nunca olvidarás, de los errores que has cometido pero lo más importante es que revives esos momentos tan maravillosos que viviste y que nunca desearías olvidar."

Elena Velarde
Diciembre 2004

¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2013!!!

19 dic 2012

Libros, Cultura y Prejuicios


Hoy pensaba publicar el sexto capítulo del fanfic Pinceladas al óleo pero la entrada que esta mañana ha publicado Rusta, bloguera de Devoradora de Libros, sobre los prejuicios relacionados con la Literatura (http://www.devoradoradelibros.com/2012/12/vida-interior-y-vida-exterior.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+DevoradoraDeLibros+%28Devoradora+de+Libros%29) me ha hecho cambiar de opinión y preparar esta entrada como ampliación y corrección del comentario que le he escrito esta mañana a Rusta. Son entradas muy parecidas y que se diferencian en el estilo de escribir aunque ambas se caractericen por ser directas y críticas, el punto de vista y las experiencias en las que cada una se basa.
Rusta pone el ejemplo de un cartero para hablar sobre los prejuicios sociales acerca de quién es o no una persona culta y a mí esto me ha recordado a un antiguo compañero de facultad que en su día decidió estudiar la licenciatura en Historia a tiempo parcial y en el turno de tarde. Otros ejemplos que se me vienen a la cabeza son: el de mi abuela paterna que fue una mujer adelantada a su época, muy culta y licenciada en Química por la Universidad de Oviedo (promoción 1946 - 1951) pero que nunca llegó a ejercer su profesión y fue ama de casa y catequista de primera comunión durante más de 30 años; el de mi abuelo paterno que no tiene estudios superiores pero que es un gran lector y con el que da gusto hablar; o el de mi padre, un apasionado de la Física pero también de la Historia y la Literatura, que no cumple el perfil friki de los físicos tipo Einstein o The Big Bang Theory, gracias a quien sé que los hombres adelantados a su época existen y que los trajes masculinos van más allá del clásico conjunto de camisa, pantalón, chaqueta y corbata y que aún así un hombre va bien vestido y elegante a trabajar.
A diferencia de Rusta no he trabajado nunca como camarera pero sí como arqueóloga en prácticas no remuneradas. Aún hay gente que piensa que las personas que trabajan en excavaciones arqueológicas son gente inculta y que sólo está interesada en sacar piedras y ensuciarse con tierra mientras trabajan. La sociedad no puede estar más equivocada en valorar como culta y cualificada a personas que trabajan en oficinas y cuyo uniforme de trabajo es un traje con corbata en el caso de los hombres y traje de chaqueta y tacones de diez centímetros en el de las mujeres. He conocido albañiles de arqueología sin estudios que saben muchísimo más del mundo de las excavaciones que yo por dos razones: la primera porque llevan toda su vida trabajando como peones en el mundo arqueológico y la segunda porque la Universidad española sólo da teoría y no te prepara para el mundo real.
También se asocia a las personas cultas con pasar horas estudiando en la biblioteca tachándolas de empollonas y antisociales, nada más lejos de la realidad. Yo soy una rata de biblioteca y me han tachado de empollona y eso que no he visto una Matrícula de Honor en mi vida, que el único 10 que he sacado en todos mis años universitarios fue de Erasmus a quince días de terminar la carrera y que evito ir a estudiar a la biblioteca con gafas. Otra idea preconcebida que se suele tener de este tipo de personas es que son responsables y aburridas como si los ratones de biblioteca no supiésemos divertirnos y no nos gustase tomarnos una copa de vez en cuando y salir de marcha con los amigos. Para terminar este párrafo no me importa reconocer que disfruto con la lectura, la escritura y el estudio que me ayudan a enriquecerme como persona pero que también me gusta divertirme y que suelo ser de las primeras que normalmente siempre propongo planes para estar con los amigos, desconectar del estudio o el trabajo y tener algo de vida social.

17 dic 2012

Capítulo 5. "Poesía" ("Pinceladas al óleo")

"Bésame, ámame, enamórame.
Píntame con ligeras pinceladas
retratándome desnuda sobre el lienzo.
Fotografíame mientras me besas.

Ácidas tonalidades de cítricos
caracterizan tus fríos lienzos
impregnados de pasión y sensualidad
al exprimir limones y naranjas sobre ellos.

Sedúceme mientras con tus pinceles
en un revuelo de sábanas desnuda me retratas
con la piel nacarada y rosácea,
con los ojos celeste como el cielo del mediodía.

Maquíllame de verde lima los ojos.
Susúrrame al oído bonitas palabras de amor.
Perfúmame con pétalos de azahar.
Dulcifícame con tus afrutados besos de fresa.

Acaricia mi piel con tus suaves pinceles
abandonando la paleta junto al lienzo
donde mi desnudo cuerpo está ligeramente esbozado
despertando a la chica apasionada que hay en mí.

Deséame mientras tumbada en el diván
retratas mi atractiva desnudez.
Ámame al abrigo de la chimenea
abrasándonos por las llamas de la pasión.

Inspírame para escribir este poema.
Suéñame todas las noches.
Siénteme como a tu propia piel.
Escríbeme un poema que me haga pensar en ti.

Contrastes de fríos y cálidos pigmentos:
frías tonalidades en mis azulados ojos,
cálidas tonalidades en mis sonrosadas mejillas,
colorete y sombra de ojos difuminados.

Mójame los labios con gotas de limón.
Hazme disfrutar con tus besos.
Emocióname al regalarme un ramo de rosas.
Enamórame al besarme bajo el muérdago.

Tan bella como un pincel que se desliza sobre el lienzo
en una de las páginas de tu diario así me has descrito
mientras haces un boceto con mi figura
que dejas olvidado entre mis poemas.


Poesía. Añoranza. Siena.
Lo había encontrado en una carpeta llena de recuerdos. Todos eran de su año de Erasmus en Italia. Los únicos meses que convivió con Pablo, quien también eligió Siena para estar con ella.
Conocían pocas parejas que fuesen Erasmus el mismo año y en la misma ciudad. Lo normal era que uno de los dos se quedase en su país mientras que el otro aprovechaba esa experiencia o que tuviesen diversos destinos.
Después de todo el tiempo que había transcurrido desde entonces, aún mantenían amistades en Siena, los mismos que bromeaban acerca de su "matrimonio sin papeles" y que no entendieron porqué su relación se terminó poco tiempo después.
Parecían una pareja de recién casados, sin embargo, la vida suele traer sorpresas y giros de trescientos sesenta grados a sus protagonistas. Judith había dado el "sí, quiero" a Harry el mismo día de su último cumpleaños y Pablo salía desde hacía unos años con Lluvia, una joven empresaria a quien Judith siempre había considerado su mejor amiga.
Judith y Lluvia se conocían desde los tres años aunque no recordaban cómo comenzó su amistad. Durante varios años fueron vecinas en una urbanización de Montequinto. Cuando eran niñas solían estar siempre en los columpios, jugando al elástico que a veces ataban a una farola o al teje que dibujaban en el suelo, y en verano su vida giraba en torno a la piscina y su chiringuito. Al llegar a los doce años las cosas empezaron a cambiar, dejaron de jugar y empezaron a dedicar horas a charlar en los portales, la piscina... Los estudios, los chicos, la menstruación y la depilación eran los temas de conversación más comunes en esa época pero también otros, más secundarios que no por ellos menos importantes.
La mudanza significaba cambio y era la primera vez que deseaba alejarse de Montequinto. El oír esa esa palabra era una de las cosas que más temía escuchar de sus padres cuando contaba unos trece años pero con quince lo necesitaba. Dejaba atrás una etapa importante de su vida, cuyas heridas nunca terminaron de cicatrizar, y empezaba otra con ilusión.
Fue entonces cuando conoció a Pablo y su vida dio un giro de ciento ochenta grados. Fue en una fiesta de cumpleaños a la que ambos habían sido invitados. No pasó nada entre ellos dos pero si hubiese sido al revés, tampoco lo volvería a ver, pensó Judith.
Pablo era casi un año mayor que Judith y en apariencia poco tenían en común. Ambos pensaban que las diferencias eran enriquecedoras, siempre y cuando se respetasen, y que se podía aprender de ellas sin dejar de ser uno mismo. A medida que se conocían , descubrían que se parecían más de los que en un principio creían.
Más de una vez Judith estuvo a muy poco de reconocerse a sí misma que le gustaba Pablo pero sentía terror. Sin embargo, una conversación por teléfono hizo que decidiese afrontarlo y se lo comentase a un número muy reducido de amigas.
Aún no sabía de donde había sacado el valor para confesarle a Pablo lo que sentía por él. En ese momento Pablo estaba sin pareja y no se planteaba empezar una nueva relación, menos aún con Judith a quien veía como una buena amiga pero, gracias a su valiente confesión, empezó a mirarla con otros ojos. Judith no sentía tristeza ni desasosiego, sino tranquilidad porque su amistad con Pablo se fortaleció y resultaría difícil que se rompiese.
Empezaron a salir con la llegada del otoño y el comienzo de las clases. Lo recordaba bien. Fue el día del Pilar en los jardines del Alcázar. Habían quedado para dar una vuelta y en ningún momento Judith sospechó lo que esa tarde soleada le deparaba."

Elena Velarde
Marzo 2006 (corregido en octubre de 2010)

14 dic 2012

Capítulo 4. "En casa de Harry y Judith" ("Pinceladas al óleo")


" - ¡Hola! - Saludó con una amplia sonrisa cuando entró en salón con las llaves aún en la mano. - Soy Judith, la mujer de Harry, y ellos son Valle, una amiga mía del colegio, y su marido, Draco. - Dijo señalándolos.
- Yo soy Hermione pero me parece que ya nos conocíamos.
Se acercó hasta ellos y les dio un par de besos a cada uno.
- Siento mucho no haber podido ir a vuestra boda. - Se disculpó a Valle y Draco.
- Yo soy Ron y yo, Ginny. - Dijeron respectivamente.
- ¡Hola! - Saludó Harry, que acababa de entrar con un plato de caracoles, a Judith, Valle y Draco. - No sabía que ya habiáis llegado. Sois muy puntuales.
- Voy a ponerme algo más cómodo y a quitarme las lentillas. - Comentó Judith.
- Te han llamado Emma y Pablo. - Le dijo Harry a Judith.
- ¿Por qué no me han llamado al móvil? - Preguntó Judith a lo que respondió Harry con un gesto de duda. - ¿Qué querían?
- Tu hermana qué si le podías dejar el mantón de manila y Pablo cuáles eran los planes que teníamos para esta noche. - Contestó Harry.
- ¿Y qué les has dicho? - Siguió Judith preguntando.
- A Emma que volviese a llamar sobre las diez y a Pablo que nos íbamos a quedar en casa tomando unas cervezas con unos amigos míos que habían venido de Londres. Aún así, me ha dicho que cuando pudieses le llamases. - Informó Harry.
- Si me disculpáis, voy a cambiarme de ropa y ahora vengo. - Dijo Judith mientras se dirigía a su habitación y se iba quitando las horquillas que sujetaban la flor.
- ¿Cuándo os casasteis? - Le preguntó Ginny con curiosidad a Valle y Draco.
- Hace año y medio. - Contestó Valle.
- Pero llevamos juntos unos nueve años. - Añadió Draco y rodeó con un brazo la cintura de Valle.
Hermione nunca se imaginó que esa escritora muggle a la que tanto admiraba se había casado unas semanas antes con uno de sus dos mejores amigos de Hogwarts y que, además, la había conocido unos años atrás cuando visitó Sevilla durante su luna de miel. Por aquel entonces, Judith salía con un estudiante de quinto de Bellas Artes.
Mientras se recogía el pelo con una pinza Judith entró en el salón vestida con unas gafas con la montura roja, unos vaqueros y una camiseta de tirantes. En ese momento sonó el teléfono.
- Diga. - Contestó Valle que lo tenía al lado. - ¡Hola, Pablo! - Saludó mientras se le dibujaba una sonrisa. - Soy Valle. Espera un momento que ahora le digo a Dima que se ponga.
No tuvo que decirle nada a Judith que se acababa de sentar a su lado y que se volvió a levantar cuando Valle le pasó el teléfono. Salió de la habitación y se fue a la cocina.
- Aún me sorprendo de la relación tan buena que siempre ha habido entre Dima y Pablo. - Comentó Valle.
- Yo temo que su amistad otra vez se vuelva a convertir en algo más. - Dijo Harry con pesar.
- Nunca se sabe pero creo conocer bastante bien a los dos y saber que no volverán a estar juntos como años atrás. Además, Dima y Pablo reconocen que están mejor como amigos que como pareja. - Intentó tranquilizar Valle a Harry.
- ¿Pablo era ese chico bohemio que salía con Judith cuando yo estuve en Sevilla? - Preguntó Hermione con interés y Valle asintió.
- Lo dejaron pocos meses después. - Informó Draco.
Se acordó de cuando valle le presentó a Judith una mañana de octubre en la cafetería de la facultad. Era atractiva y le recordaba a Hermione. Era una chica que dejaba huella igual que Valle. Le resultaría difícil elegir entre una de las dos, sin embargo, pronto se percató que también había un chico con ella. Castaño, ojos marrones y novio de Judith desde hacía más de un año.
Tres eran los hombres más importantes en la vida de Judith: su padre, Pablo y su marido. A los dos últimos los conoció de casualidad y nunca llegó a pensar en que si no los tenía a su lado, ya no tendría sentido vivir. A Pablo le unía muchos años de amistad y algunos de relación sentimental. Algunos aspectos del pasado de Harry aún eran un misterio para Judith y sería decisivo para su matrimonio el momento en que saliesen a la luz.
- Escribo desde niña y llego a sentirme vacía si no lo hago en meses pero en lo profesional me dedico a la investigación y dentro de ella a la evolución humana. - Comentó Judith que pelaba unas gambas.
- Aquí sólo pone que eres licenciada en Historia. - Dijo Hermione mientras leía la contraportada del último libro de Judith.
- Me gusta que me lean y se crean lo que escribo pero apenas doy datos de mí misma. - Dijo Judith. - Además, me encuentro inmersa en la investigación sobre la que gira mi tesis doctoral.
- ¿El mundo que reflejas en "Violeta" existe? - Preguntó Hermione con curiosidad.
- Sevilla y Asturias, sí. El mágico habita en mi imaginación. - Contestó Judith.
- Soy licenciada en Literatura española e inglesa por la Universidad de Buenos Aires y tenía pensado que "Violeta" fuese el tema de una futura investigación. - Informó Hermione. - Me gustaría que me pudieses dejar los borradores de la novela y también que trabajásemos juntas en él.
- Es una oportunidad que no puede ser desaprovechada. Dentro de unos días podremos hablar con más tranquilidad acerca del proyecto. - Dijo Judith a quien les gustaba enfrentarse a nuevos retos que la ayudasen a enriquecerse. Le gustaba aprender y también probarse a sí misma.
- ¿Por qué? - Preguntó Harry que parecía no recordar la agenda de su mujer.
- Me extraña que lo preguntes tú. - Contestó Judith con gesto de incredulidad. - No recuerdas que mañana por la tarde me voy a Londres a firmar unos contratos y que antes les voy a enseñar la Catedral y el Alcázar.
- ¿Y la Universidad?
- Se la dejo a Valle y Draco.
- No te preocupes, Harry. - Dijo Valle. - No va a haber ningún problema. Ya está todo organizado.
A Judith le gustaba tenerlo todo bajo control y quien la conocía también sabía que cuando se proponía algo, no cejaba en su empeño hasta conseguirlo.
- Ron, ¿qué te pasa? - Preguntó Harry al ver a su amigo que parecía no estar allí.
- No la he olvidado. - Contestó Ron que miraba a Hermione.
No dijo nada más y tampoco hizo falta.
Aún no entendía el porqué del distanciamiento entre ellos y qué le había pasado a Harry para que no hubiese elegido los días previos a su boda para el reencuentro. Sabía que se llevaría bien con todos, sobre todo, con Hermione y puede que también con Ginny, quien apenas habló durante la velada. Era una Weasley, eso estaba claro, sin embargo, le recordaba a alguien más cercano a ella.
Lupin la había llamado el día anterior para decirle si podían quedar en Londres porque quería hablarle un poco acerca de ese pasado que Harry aún no le había contado. Le prometió que no le diría nada a su marido y que se verían en una cafetería de Trafalgar Square.


Eran las tantas de la madrugada. Todos dormían. Reinaban el silencio y la oscuridad. Andaba de puntillas en dirección a la cocina. Otra persona, envuelta en la sombra, ya se encontraba allí. No podían conciliar el sueño y, hartos de dar vueltas en la cama, se levantaron a beber un poco de agua.
- Lo siento. - Se disculpó cuando se chocó con Ron. - No podía...
- Yo tampoco.
La misma situación que años atrás en otra cocina, la de La Madriguera. Aún eran adolescentes y pronto empezarían séptimo. Un beso robado pero deseado. El comienzo de una relación."

Elena Velarde
Febrero 2006 (corregido en octubre de 2010)

12 dic 2012

"Mina"


En el precioso pueblo costero de Mina, rodeado de montañas, al nordeste de la isla francesa de Córcega y en la ladera de una de ellas está en el castillo encantado de Horizonland abandonado, misteriosamente, a principios del siglo XIX y sobre el que circulan leyendas de encantamientos, hechizos, maleficios…
A pocos kilómetros de allí, vive Giovanna, una chica de 16 años, nacionalizada francesa pero de origen italiano, a la que le encantan las historias sobre espíritus, fantasmas y hechos sobrenaturales y a la que siempre le ha fascinado ese misterio que rodea al castillo; está dispuesta a descubrirlo por sí misma, sin ayuda ni influencia de nadie, yendo allí y buscando datos en el propio castillo, sin ayuda ni influencia de nadie, yendo allí y buscando datos en el propio castillo, escudriñando hasta en el último rincón.
Es Halloween, alrededor de medianoche. Supuestamente ella había organizado una fiesta en una casa en ruinas, a pocos metros del castillo, pero en realidad sólo se lo había dicho a una persona, uno de sus amigos, alguien que le importa mucho.
Media hora después, una linda y pícara bruja adolescente, sin su escoba para poder volar en esta noche estrellada, camina acompañada de un alto y atractivo chico, disfrazado de vampiro, que le muerde en el cuello para beber su sangre fresca y pura; ambos van andando hacia el castillo por un camino de piedra, por una antigua calzada romana del lugar.
Al entrar en el enigmático edificio, lo hacen con una vela en la mano; ya con cera en los dedos, por el desgaste de su frágil luz alumbran los cuadros, las esculturas y la decoración de un largo pasillo que los llevaría a la enorme y única biblioteca en la que mira por encima, subida a una vieja escalera de madera, las altas estanterías llenas de antiguos libros, llenos de polvo y telarañas por todas partes debido al paso del tiempo.
De repente, ella se para delante de un libro que le llama a la atención, situado más o menos en la mitad de una de las estanterías, su título: La verdadera historia de la Bella Durmiente del Bosque, lo coge, baja las escaleras con gran rapidez, con mucho cuidado de no caerse de espaldas, para no hacerse daño ni romper nada. Ya de pie, apoyada en la pared, lo abre por una página cualquiera cerca del final y se pone a leerlo, ante la atenta mirada de él.
“Mina cumple hoy 17 años, vive en una cabaña de madera con tres hadas, ha salido al bosque para dar un paseo y recoger setas que no sean venenosas. Por los alrededores hay un joven apuesto de unos veinte años montando a caballo, quien se detiene un momento en la orilla de un río de agua fría y cristalina para que beba su caballo; unos metros más al norte y cerca de una alta cascada que baja con fuerza, en la otra orilla, está Mina soltándose la trenza para lavarse y peinarse el pelo. Ella levanta la vista y lo ve allí, a lo lejos, de pie junto a su caballo, con la cabeza bien alta e inmóvil.
Al atardecer, Mina va a regresar al castillo donde nació y volverá a encontrarse con sus padres después de muchos años. Sus padres no la han visto crecer. Nada más entrar por la muralla, en una de las almenas de la fortaleza, parece esperarla una bruja, disfrazada de hilandera pobre, con un huso y una rueca. Mina sube lentamente las escaleras que la llevarán hasta la habitación más alta de la almena donde se pincha el dedo índice de la mano derecha con el huso de una rueca, cae de espaldas al suelo frío de la estancia y también cae en un profundo sueño que dura, hasta este momento, más de 500 años: sólo despertará al recibir su primer beso de amor verdadero, pues su amado y prometido murió luchando contra la bruja por el amor de ella, su amada, meses después.”

Elena Velarde
21 noviembre 2001

10 dic 2012

"Patinaje sobre hielo"

"Myga siempre había sido muy navideña pero esas Navidades eran las primeras de las que iba a disfrutar junto a su novio, lo que la hacían aún más especiales.
Tenía entonces 17 años y todavía vivía con sus padres en Hielo al norte de Suecia en el Círculo Polar Ártico. Le encantaba su ciudad aunque en invierno le veía dos grandes inconvenientes: que la temperatura solía rondar los veinte grados bajo cero y que no llegaba a haber más de cinco horas de luz al día.
Era la mejor patinadora artística de toda Escandinavia pero también muy buena estudiante aunque todo esto conllevaba mucho esfuerzo por su parte. De lunes a viernes por la mañana asistía a clases en el Smedslättens Gymnasiet y por las tardes patinaba cuatro horas más una de gimnasio, los sábados patinaba mañana y tarde, y los domingos se dedicaba a estudiar.
Sus padres le enseñaron a patinar cuando tenía tres años y poco tiempo después ya estaba dando clases de patinaje. Fueron fundamentales los primeros profesores que tuvo, la mayoría habían sido profesionales en su juventud e incluso habían participado en algún que otro Juego Olímpico de Invierno, porque le enseñaron a amar el deporte y a no rendirse ante cualquier dificultad que surgiese.
Aún hoy, con 22 años, sigue siendo patinadora profesional e intenta sacar adelante, con las mejores notas posibles, sus estudios de Historia y Arqueología Medieval. Ha dejado su ciudad natal y se ha ido a vivir con unas amigas a Estocolmo donde se ha estado preparando para los Juegos Olímpicos de Salt Lake City.
Pero ahora vamos a volver a situarnos en el mismo espacio y tiempo que al comienzo de este relato. Era el día de Nochebuena y Myga había quedado al mediodía con Sven, ya que iban a patinar en el lago de Trenza, situado en un parque muy céntrico, aprovechando la pálida luz solar que había. Después comerían algo en un bar y por la tarde se dedicarían a realizar las últimas compras navideñas mientras paseaban por las calles iluminadas gracias a las luces y se paraban a mirar los escaparates.
Myga tenía que estar en su casa antes de las cinco de la tarde para ayudar a su madre con los últimos preparativos y arreglarse para la cena donde estaría con sus primos, sus tíos y sus abuelos.
Aún no había llegado nadie cuando Myga apareció, ya arreglada, en el salón y miró encantada hacia el árbol de Navidad, que estaba colocado al lado de la chimenea de piedra. Tenía que disfrutar de esa noche y al día siguiente, a media tarde, haría una exhibición en la única pista de patinaje cubierta que tenía la ciudad.
A principios de diciembre empezó a prepararla y eligió el tradicional villancico White Christmas para hacer una coreografía con temática navideña. Era el primer número que era propiamente suyo porque se encargó de todo: eligió la música, montó la coreografía y diseñó su propio vestuario que se lo confeccionó su madre que también se encargó de peinarla y maquillarla.
Se había diseñado un conjunto formado por dos piezas: un corpiño y una falda larga. La falda había sido confeccionada con varios metros de tul transparente que habían sido cortados de forma asimétrica llegándole el más largo cerca de los tobillos.
Iba a usar los patines que se compró cuando empezó el curso porque los del año anterior ya le quedaban pequeños. Eran uno de los más comunes que había en el mercado, era una bota de color hielo que le llegaba hasta el tobillo y el tacón era un poco más alto de lo normal pero no sobrepasaba el límite reglamentado."

Elena Velarde 
Curso 2003 - 2004

7 dic 2012

Navidad

El ambiente huele a Navidad:
castañas que en las esquinas se asan,
belenes en los escaparates
y turrones en los supermercados.

Villancicos que se escuchan en las calles,
la Inmaculada a casa nos trae la Navidad,
christmas que llenan nuestros buzones
y que "Feliz Navidad" nos desean.

Temperaturas que bajan pintando en blanco
nuestros valles y montañas con sus lagos y ríos
cubiertos de hielo donde poder patinar
en estos fríos días de Diciembre.

Nueces que comemos delante de la chimenea
con la cálida compañía de la familia
en estos días de blanca Navidad
y rodeados de velas que decoran nuestro hogar.

Con una bufanda alrededor de tu cuello
y guantes que ocultan tus manos
disfrutas de las calles iluminadas
mientras buscas regalos para tus seres queridos.

Miras por la ventana como los copos caen
y envuelta en una manta
decoras el árbol de Navidad
y escuchas los villancicos de tu infancia.


Elena Velarde
4 diciembre 2005

5 dic 2012

"La sombra de la sirena" (Camilla Läckberg)

(Leído en noviembre de 2012)
Portada de la sexta novela de Camilla Läckberg en español publicada por Maeva Ediciones a principios de mayo de 2012 en dos ediciones: tapa blanda que se vende en las librerías españolas por 20 € y e-book por 9,75 € mientras que la edición de bolsillo saldrá durante la primavera de 2013 y costará 10 €. La portada en tonalidades azuladas refleja el fondo del mar pudiendo ser en los meses estivales o en invierno mostrando el agua helada, ya que la novela comienza con la desaparición de un hombre de unos 40 años en el mes de noviembre y que la Policía de Tanumshede y Uddevalla no encuentran bajo el hielo del Mar Báltico hasta tres meses después estando ya en el mes de febrero. También podemos ver un trozo de tela azul que puede ser seda. La novela tiene 437 páginas y ha sido traducida por Carmen Montes Cano. (Fuente: http://www.laprincesadehielo.es/lasombradelasirena.htm).
N.º depósito legal:
M 10399-2012 Oficina Depósito Legal Madrid
ISBN:
978-84-15532-00-2
CDU:
821.113.6-31"19"
Título:
Publicación:
[Madrid] : Maeva, D.L. 2012
Descripción física:
437 p. ; 23 cm
Nota tit. y men. res:
Título original: Sjöjungfrun
Portada de la sexta novela de Camilla Läckberg en catalán publicada por la editorial Amsterdam Llibres, con sede en Badalona (Barcelona), en mayo de 2012. La portada en tonalidades verdosas refleja como una joven morena bucea en el mar. La novela tiene 491 páginas y ha sido traducida por Meritxell Salvany. (Fuente: Internet).
Esta novela es la que más me gustado y más he disfrutado leyendo de los libros de Camilla Läckberg. Su estilo sigue siendo muy ameno y ágil. En la manera de narrar de la autora he observado cierta mejoría respecto a los anteriores libros. La trama me ha resultado sumamente interesante y debo reconocer que muy inesperada, ya que en ningún momento sospeché cuál era esa historia secundaria que había sucedido años atrás y que son muy habituales en las novelas de esta escritora sueca. ¡Y sí, he logrado leerla sin adelantarme en la lectura, lo que es un pequeño logro personal!
Portadas de las ediciones: e-book (publicado por la editorial Forum el 15 de noviembre de 2011), de bolsillo en tapa blanda (cuesta 47 coronas suecas y se publicó el 20 de marzo de 2009) y tapa dura (cuesta 198 coronas suecas) de la sexta novela de Camilla Läckberg en sueco que llegó el 28 de mayo de 2008 a las librerías de Suecia, donde ha vendido más de 500.000 ejemplares siendo el libro más vendido durante los meses de junio y julio de 2008, y donde predominan el azul y el negro reflejando las frías noches invernales de Fjällbacka. Tiene 360 páginas. (Fuente: http://www.camillalackberg.se/Mina-bocker/Bocker/Sjojungfrun/).
La trama de esta sexta entrega de la saga protagonizada por la escritora Erica Falck y el policía Patrik Hedström y ambientada en Fjällbacka gira en torno a la novela recién publicada La sombra de la sirena, escrita por Christian Thydell y basada en hechos reales. El título de esta novela se menciona en las páginas 219, 380 y 381 de Las huellas imborrables. En esta entrega Camilla Läckberg nos muestra lo qué significa la promoción de una novela que se acaba de publicar: listas de ventas, carteles en los escaparates de las librerías, entrevistas a la televisión y a la prensa escrita, fiestas de presentación y firmas de libros con la presencia de escritores, editores… También nos enseña una pequeña parte de la oficina de una editorial, con sede en Estocolmo, por dentro: el despacho de la editora y una cocina con cafetera para hacer diferentes tipos de cafés (Latte, Espresso o Macchiatto).
Camilla Läckberg firmando un ejemplar de La sombra de la sirena a una joven española en el Fnac Castellana de Madrid la tarde del viernes día 8 de junio de 2012. (Fuente: https://www.facebook.com/#!/media/set/?set=a.10150825483135373.395531.171108930372&type=3).
En La sombra de la novela Camilla Läckberg nos vuelve a mostrar más cosas sobre el proceso de escritura de una novela en los personajes de Christian Thydell y Erica Falck donde tiene mucha importancia los borradores y el manuscrito que se manda a las editoriales. El primero de ellos se aísla en una cabaña y sabemos que está escribiendo en el momento que le hace una visita Erica Falck porque tiene el ordenador encendido y papeles esparcidos encima de la mesa. También sabemos que la protagonista normalmente investiga sobre casos reales de asesinato ya cerrados para sus novelas pero ahora ayudará a la policía investigando en un caso que está abierto y cuya solución está en las páginas de la novela escrita por Christian Thydell, cuyo pasado es un verdadero enigma. Erica Falck investiga en Internet (Google y correo electrónico), en la biblioteca municipal de Fjällbacka y con la ayuda de asesores como, por ejemplo, un psiquiatra de Gotemburgo que sale en las páginas de esta sexta novela.
Portada de la edición danesa de La sombra de la sirena, que llegó a las librerías de Dinamarca el 22 de marzo de 2010, muestra a una joven bajo el agua con intención de salir a la superficie. La joven tiene el pelo largo, lacio y castaño, y llevo un vestido blanco y  largo hasta los pies. La novela tiene 389 páginas y ha sido traducida por Ellen Boen. (Fuente: http://www.letrasnordicas.com/2012/06/27/las-portadas-internacionales-de-%c2%abla-sombra-de-la-sirena%c2%bb-i/).
Los capítulos no son muy largos y no poseen ni numeración ni título pero vienen introducidos por fragmentos de una historia que ha sucedido hace algunas décadas y que es fundamental para resolver los crímenes del presente. Me gusta mucho como Camilla Läckberg alterna el presente y el pasado y ese interés que tiene de que las raíces de los asesinatos haya que buscarlas 20, 30… años atrás. En esta sexta novela me ha parecido mucho más adictiva y atrayente la historia del pasado que la del presente siendo ambas muy atractivas.
En este libro Camilla Läckberg trata temas duros al hablar de enfermedades como el ictus, el cáncer y la esquizofrenia; la adopción; las amenazas; la violación; y el infanticidio. Pero también habla sobre fiestas como la Navidad al mencionar la corona y las velas de Adviento, y de una de las festividades más importantes en Suecia como es el solsticio de verano.

Valoración “La sombra de la sirena” (Camilla Läckberg):
9,8/10

Otras reseñas interesantes de La sombra de la sirena:

3 dic 2012

"Experiencias navideñas"


"Hoy es 1 de Diciembre y con un día de sol, frío, lluvia y truenos empieza el mes del Adviento y también el de la Navidad. Soy una persona muy navideña pero no me gusta ver que a finales de septiembre – cuando en Sevilla aún hace treinta y cinco grados – ya encuentre turrón Suchard en el supermercado y que unos días después éste se llene de mantecados, polvorones y demás dulces navideños.
 Tampoco me gusta que con el Pilar los canales de televisión de temática infantil o las mañanas de fines de semana sólo pongan anuncios de juguetes, siendo algunos de ellos idénticos a los que yo veía cuando tenía siete años. Más o menos en Halloween empiezan a llegar catálogos de juguetes a los buzones, eso sí no te los dan con el periódico.
A mediados de noviembre ya te encuentras el mercado de belenes colocado como cada año en la Plaza de San Francisco, los anuncios de la Lotería de Navidad – que descubres que hay quien la vende desde el mes de agosto o incluso antes – sin el calvo pero echando mano este año de algún que otro cuento infantil con el que todos hemos crecido y que en las calles ya están colocando las luces de Navidad. Una semana después descubres como en los escaparates de las tiendas los dependientes están poniendo ya los típicos adornos navideños o los vestidos que te puedes poner el próximo Fin de Año como, por ejemplo, en el Mango de Asunción.
Con el atardecer de este primer viernes de diciembre las luces navideñas de la calle San Fernando se encienden e iluminan de azul y blanco el trazado del tranvía. Ya es Adviento, acaba de empezar el puente de la Constitución y todo a nuestro alrededor nos recuerda que apenas quedan veinte días para Nochebuena. Rodeando la fuente del patio central de la Universidad nos encontramos macetas con flores de Pascua rojas y de color vainilla alternándose, y en el escaparate de Misako vemos que, además de bolsos y fundas para portátiles, hay una gran carta a los Reyes Magos.
Ayer, primer sábado de diciembre, el centro de Sevilla estaba lleno de gente tanto en la calle como en el interior de las tiendas. Las calles ya tienen las luces navideñas encendidas, la gente hace cola para ver belenes y ya escuchas villancicos a tu alrededor, como el famoso Jingle Bells. En cualquier tienda de Zara te encuentras un cartel en la caja que te dice que “adelantes tus compras navideñas” y que desde el 15 de noviembre hasta el 10 de enero tienes de plazo para hacer devoluciones. Me encontré con gente comprando ropa para Fin de Año y/o regalos de Navidad.
Me parece entretenido observar las diversas decoraciones navideñas que te encuentras en los escaparates. En los de Women’ Secret vemos letras de madera que forman Merry Xmas salpicadas de nieve y con un árbol desnudo y nevado; en los de Mango, velas, bolas y lazos; en los de Stradivarius, troncos de madera cortados y enmarcados en un paisaje completamente invernal; en los de las tiendas de Benetton, árboles de Navidad; etcétera.
En la televisión desde principios de diciembre están poniendo ya las típicas películas de temática navideña. TVE1 está anunciando para el próximo domingo 12 de diciembre por la noche la de The Holidays – cuyo título en italiano es L’ amore non va in vacanza -, protagonizada por Cameron Diaz, Kate Winslet, Jude Law y Jack Black y cuya acción transcurre entre Surrey (Inglaterra) y Los Ángeles. Es mi comedia romántica de temática navideña favorita junto a la de Love Actually que narra unas diez historias de amor diferentes durante las cinco semanas previas al 25 de diciembre y que transcurren, sobre todo, en Londres.
Hoy, 13 de diciembre, es Santa Lucía y se inicia la temporada navideña en Suecia. La mayoría de las universidades de dicho país aprovechan para hacer hoy la cena de Navidad, ya que muchos de sus estudiantes vuelven a casa por Navidad como el anuncio del turrón tan conocido en España. Las procesiones de Santa Lucía se celebran en Suecia, donde el 13 de diciembre no es fiesta oficial, y en Dinamarca, que importó la costumbre sueca.
En los países del norte de Europa es muy popular decorar los hogares durante el mes de diciembre con el Calendario de Adviento, que decora las cocinas y las salas de estar de la mayoría de las casas, y también con la Corona de Adviento, que está hecha con ramas de abeto y que tiene cuatro velas rojas que se van encendiendo secuencialmente cada domingo antes de Nochebuena y suele estar ubicada en el centro de las mesas.
En España la mayoría de las familias aprovecha el puente de la Constitución para decorar su casa con un toque navideño y que también es algo habitual en mi casa aunque este año a una semana de Nochebuena aún no hayamos puesto un solo adorno de Navidad. Una tradición muy española es el nacimiento o belén pero que también es habitual en las casas de Portugal, Francia, Italia, Alemania, Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Sudamérica y también cada vez más en Estados Unidos. También forma parte de la decoración navideña las luces; las flores de Pascua, ya sean rojas, blancas o rosas; las coronas en las puertas; las velas; los centros navideños; y las bolas de nieve con Papá Noel o un pueblo nevado.
Otro elemento muy habitual en las decoraciones navideñas en los hogares europeos y americanos es el árbol de Navidad adornado con la Estrella de Belén, las bolas que al principio eran manzanas, los lazos y las luces eléctricas que sustituyen a las primitivas velas. El árbol más típico para cumplir esta función es el abeto. El primer árbol navideño lo encontramos en Alemania en el año 1605 y la tradición de adornarlo comenzó en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII. A Canadá llegó en 1781; a Finlandia, en 1800; a Dinamarca, en 1808 y allí en la mayoría de los hogares se decora el mismo día de Nochebuena o la noche anterior; a Viena, en 1816; a Inglaterra, en 1829; a Francia, en 1840; a Estados Unidos, en 1850; y a España, en 1870 gracias a una mujer de origen ruso. Unos de los más conocidos es el que se coloca en la plaza del Rockefeller Center de Nueva York. En las casas suecas el árbol de Navidad se pone un par de días antes de Navidad y se mantiene adornado y con luces hasta veinte días después de la celebración de la Navidad, es decir, hasta el 13 de enero.
Los mercadillos navideños son una tradición muy arraigada en buena parte de la Europa central y nórdica, tienen lugar  durante la época del Adviento y en ellos venden artículos alusivos a la Navidad, adornos para el árbol de Navidad, coronas de Adviento… Se puede ir a ellos para disfrutar del color de la Navidad; comprar el árbol, esa figurita que falta en el belén o el juguete que nos devuelve a nuestra infancia; respirar el aroma de las castañas asadas o de los dulces navideños recién humeados… Los de Colonia son los más conocidos. En Bruselas tienen lugar del 26 de noviembre al 2 de enero y presume de tener una pista de patinaje, además de celebrar conciertos y exposiciones de esculturas de hielo. El de la plaza del Ayuntamiento de Viena es uno de los más populares de Europa, tiene más de siete siglos de antigüedad, comienza a mediados de noviembre y finaliza el 24 de diciembre. En Praga dura del 27 de noviembre al 2 de enero y allí se puede disfrutar de actuaciones de marionetas de madera y coros de villancicos. El de Copenhague es en el parque de atracciones Tivoli, cuya ambientación parece sacada de un cuento de Hans Christian Andersen, y tiene una pista de patinaje sobre hielo en el lago central del parque. En el de Tallin (Estonia) nos encontramos con nieve natural cubriendo las calles y dando un toque muy romántico.
El 21 de Diciembre de 2009 fue el día que yo volvía de Padua a casa por Navidad como el famoso anuncio del turrón con el que todos en España hemos crecido. Fue un día muy largo y caótico donde cualquier vuelo que cogieses en un aeropuerto de Europa salía con varias horas de retraso o lo cancelaban por el temporal de nieve que asolaba al continente pero cuya magnitud fue bastante menor respecto al de esta semana, que ha provocado el cierre de más de una decena de aeropuertos en la Islas Británicas y el norte de Europa durante 48 horas o más, además de una multitud de problemas en las carreteras y en las líneas ferroviarias. Recuerdo ver como nevaba en el aeropuerto de Venecia estando sentada ya en el avión antes de que la tripulación nos hiciese bajar a tierra.
La Nochebuena – Vigilia di Natale en italiano y Christmas Eve en inglés – es la noche del 24 al 25 de diciembre y es la víspera de Navidad. Es bastante común una reunión familiar para cenar e intercambiarse regalos, sobre todo, en los países protestantes. En Dinamarca es esa noche cuando se ilumina el árbol de Navidad y los miembros de las familias danzan, cogidos de la mano, a su alrededor mientras cantan villancicos y salmos navideños. El menú tradicional de la cena de Nochebuena en Suecia consiste en jamón ahumado conocido como jamón de Navidad, salchichas y un plato típico compuesto por pescado y arenque. En España después de cenar y brindar con champán o cava deseando ¡FELIZ NAVIDAD! se cantan villancicos (Campana sobre campana, Noche de paz, Pastores venid, Los peces beben en el río, Los campanilleros, Blanca Navidad, Dulce Navidad…) – siendo tradicional en mi familia los de Raya Real y en los últimos años el Cantajuegos navideño por los hijos de mis primos – acompañados por panderetas y zambombas mientras se come turrón – ya sea Suchard, de Jijona, etcétera y que también encontramos en Italia (donde dos de sus dulces navideños más típicos son el pandoro, originario de Verona, y el panettone, que era un postre tradicional de Navidad milanés) y en Dinamarca -, mazapanes, polvorones, roscos de vino, alfajores…
Papá Noel o Santa Claus – Babbo Natale en Italia y Father Christmas en Inglaterra – llega con regalos la noche del 24 al 25 de diciembre y es una tradición muy arraigada en los Estados Unidos y el norte de Europa. En 1807 surgieron los ocho renos navideños que tiran el trineo de Papá Noel y hacia 1863 adquirió la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón gracias a un dibujante alemán. A finales del siglo XIX en los Estados Unidos se creó la tradición de que Papá Noel procedía del Polo Norte  o de sus proximidades como la Laponia sueca, la Laponia finlandesa y/o Groenlandia. En Dinamarca los regalos de Julemanden (literalmente  hombre de Navidad como en alemán) se colocan debajo del árbol de Navidad y se reparten en Nochebuena tras danzar alrededor del árbol. También es en Nochebuena cuando en Suecia llega Jultmonten (literalmente Duende de Navidad como en noruego) precisamente cuando alguien de la familia se ausenta para comprar el periódico. .
Uno de los villancicos más populares es Noche de paz, cuya letra – con el título en alemán Stille Nacht, heilige Nacht – fue escrita en 1816, que fue interpretado por primera vez la noche del 24 de diciembre de 1818 en una iglesia de Austria. Se ha traducido a más de trescientos idiomas: en danés como Glade jul, dejlige jul en 1850; en inglés, Silent Night, en 1859 en Florida; en español la primera traducción registrada fue en 1871 por Federico Fliedner; y en sueco, Stilla natt, heliga natt, en 1915, 1917 y 1937. Este villancico fue cantado simultáneamente en inglés y en alemán durante la Tregua de 1914.
Algunos cantantes de éxito han escrito canciones navideñas como por ejemplo Mariah Carey y All I want for Christmas is you y también O Holy Night, Frank Sinatra y Christmas Song, Barbra Streisand y I’m dreaming of a White Christmas, y Chris Martin y Christmas Lights.
En Holanda celebran la llegada del Año Nuevo con fuegos y champán. En España comemos desde 1909 doce uvas, una por cada una de las campanadas que marca el reloj de la madrileña Puerta del Sol. En Italia a la Nochevieja se la conoce como Capodanno y cenan lentejas entre otras cosas aunque en Nápoles es también una tradición comenzar el año deshaciéndose de trastos viejos lanzándolos por la ventana. En inglés es New Year’s Eve y en Inglaterra reciben el nuevo año con las campanadas del Big Ben mientras que en Edimburgo lo hacen con procesiones de antorchas. En Austria empiezan el año con un vals en plena calle y con el tradicional concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena que es retransmitido por Televisión Española en la mañana del día 1 de enero. En Dinamarca la reina pronuncia el discurso de Año Nuevo a las seis de la tarde – como hace el rey Juan Carlos I con el discurso de Navidad a las nueve y media de la noche el día 24 de diciembre -, el comienzo del Año Nuevo lo marcan las campanadas del ayuntamiento de Copenhague y también es tradicional empezar el año rompiendo platos viejos en las puertas de las casas de sus íntimos. En Suecia durante la cena de Nochevieja se discute sobre el año que se va y sobre el que se avecina y se manifiesta la intención de mejorar y tras las doce campanadas, que son retransmitidas desde Skansen donde también se recita una poesía de Año Nuevo, se hacen las promesas de Año Nuevo.
En el siglo XIX surgieron las compras navideñas con el auge de los grandes almacenes, aparecieron los escaparates navideños, se empezaron a intercambiar regalos en la Gran Bretaña victoriana, se creó a Santa Claus y en 1843 surgieron los primeros Christmas comerciales en Londres.
El 6 de Enero es el día de la Epifanía que es festivo en España, Uruguay, Austria, Italia, Suecia, Finlandia, Croacia, Liechstenstein y Eslovaquia. Además, en España la noche del 5 al 6 de enero después de la Cabalgata de los Reyes Magos – Melchor, Gaspar y Baltasar que le regalaron oro, incienso y mirra al niño Jesús – dejan regalos a niños y mayores donde éstos hayan dejado un zapato – que en mi casa dejamos en el salón y yo personalmente un zapato de tacón entre la alfombra y uno de los sofás. Los regalos se abren por la mañana nada más despertarse, al menos en mi casa es así, donde no podemos abrir la puerta del salón hasta que no estamos los cinco. Hasta hace un par de años el día 5 de enero tras ver la Cabalgata íbamos a casa de mi abuela a abrir allí sus regalos que solía esconder en algún lugar de su casa y ahora los abrimos en casa de mis tíos junto a los de ellos antes de desayunar el tradicional roscón de Reyes con la correspondiente taza de chocolate. A mis 24 años para mí el día de Reyes sigue siendo el más especial del año – incluyendo la tarde del 5 con la Cabalgata – y me sigue haciendo tanta o más ilusión abrir los regalos que cuando era una niña y no sabía que los Reyes eran mis padres, mis abuelos, mis tíos…"

Elena Velarde
1 diciembre 2010 - 29 enero 2011