"Myga
siempre había sido muy navideña pero esas Navidades eran las primeras de las
que iba a disfrutar junto a su novio, lo que la hacían aún más especiales.
Tenía
entonces 17 años y todavía vivía con sus padres en Hielo al norte de Suecia en
el Círculo Polar Ártico. Le encantaba su ciudad aunque en invierno le veía dos
grandes inconvenientes: que la temperatura solía rondar los veinte grados bajo
cero y que no llegaba a haber más de cinco horas de luz al día.
Era
la mejor patinadora artística de toda Escandinavia pero también muy buena
estudiante aunque todo esto conllevaba mucho esfuerzo por su parte. De lunes a
viernes por la mañana asistía a clases en el Smedslättens Gymnasiet y por las tardes patinaba cuatro horas más
una de gimnasio, los sábados patinaba mañana y tarde, y los domingos se
dedicaba a estudiar.
Sus
padres le enseñaron a patinar cuando tenía tres años y poco tiempo después ya
estaba dando clases de patinaje. Fueron fundamentales los primeros profesores
que tuvo, la mayoría habían sido profesionales en su juventud e incluso habían
participado en algún que otro Juego Olímpico de Invierno, porque le enseñaron a
amar el deporte y a no rendirse ante cualquier dificultad que surgiese.
Aún
hoy, con 22 años, sigue siendo patinadora profesional e intenta sacar adelante,
con las mejores notas posibles, sus estudios de Historia y Arqueología
Medieval. Ha dejado su ciudad natal y se ha ido a vivir con unas amigas a
Estocolmo donde se ha estado preparando para los Juegos Olímpicos de Salt Lake
City.
Pero
ahora vamos a volver a situarnos en el mismo espacio y tiempo que al comienzo
de este relato. Era el día de Nochebuena y Myga había quedado al mediodía con
Sven, ya que iban a patinar en el lago de Trenza, situado en un parque muy céntrico,
aprovechando la pálida luz solar que había. Después comerían algo en un bar y
por la tarde se dedicarían a realizar las últimas compras navideñas mientras
paseaban por las calles iluminadas gracias a las luces y se paraban a mirar los
escaparates.
Myga
tenía que estar en su casa antes de las cinco de la tarde para ayudar a su
madre con los últimos preparativos y arreglarse para la cena donde estaría con
sus primos, sus tíos y sus abuelos.
Aún
no había llegado nadie cuando Myga apareció, ya arreglada, en el salón y miró
encantada hacia el árbol de Navidad, que estaba colocado al lado de la chimenea
de piedra. Tenía que disfrutar de esa noche y al día siguiente, a media tarde,
haría una exhibición en la única pista de patinaje cubierta que tenía la ciudad.
A
principios de diciembre empezó a prepararla y eligió el tradicional villancico White Christmas para hacer una
coreografía con temática navideña. Era el primer número que era propiamente
suyo porque se encargó de todo: eligió la música, montó la coreografía y diseñó
su propio vestuario que se lo confeccionó su madre que también se encargó de
peinarla y maquillarla.
Se
había diseñado un conjunto formado por dos piezas: un corpiño y una falda
larga. La falda había sido confeccionada con varios metros de tul transparente
que habían sido cortados de forma asimétrica llegándole el más largo cerca de
los tobillos.
Iba
a usar los patines que se compró cuando empezó el curso porque los del año
anterior ya le quedaban pequeños. Eran uno de los más comunes que había en el
mercado, era una bota de color hielo que le llegaba hasta el tobillo y el tacón
era un poco más alto de lo normal pero no sobrepasaba el límite reglamentado."
Elena Velarde
Curso 2003 - 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes escribir lo que pienses, opines, etcétera sobre la correspondiente entrada pero siempre con respeto. Se borrarán los comentarios que sean ofensivos, difamatorios o spam y aquellos que quieran aprovechar este blog para publicitarse.