Hemos quedado con Marina Rodrigo,
una joven periodista que se ha especializado en el diseño digital, para
conversar sobre diseño web y emprendimiento. Nos gustaría agradecerle a Marina
Rodrigo que haya sacado un pequeño hueco en su apretada agenda para tomarse un
café y desayunar con nosotros.
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Marina, ¡buenos días! Me gustaría
felicitarte por tener una marca personal tan bien trabajada y atractiva que
proyectas a través de las redes sociales. ¿Cómo las has desarrollado?
¿Consideras que hoy día es importante poseer una buena marca personal tanto
para un profesional autónomo como para una empresa?
Mil
gracias a ti por hacerme un hueco, Elena. El proceso de desarrollo de mi marca
personal ha sido poco a poco. Yo venía de haber montado una sociedad limitada
con dos socios y tener una marca comercial y hace 4 años, cuando decidí
montármelo por mi cuenta, una de las primeras decisiones que tuve que tomar fue
si optaba de nuevo por crear una marca corporativa o me atrevía con la marca
personal.
Al
final decidí hacerlo por la marca personal por varios motivos, pero el
principal fue que la marca personal me permitía ir pivotando mi negocio hasta
encontrar justo el sitio exacto en el que me sintiera cómoda y, además, me daba
la oportunidad de asociar otros proyectos e inquietudes a mi negocio. Por
ejemplo, aunque mi principal actividad es el diseño web, también tengo una
faceta de escritora (y tengo un libro publicado Amor en diferido),
me gusta mucho todo lo relacionado con la comunicación, colaboro con otros
proyectos como asesora… Y la marca personal me permitía crear un paraguas que
abarcara todo eso.
Una
vez decidido todo esto, que sería la parte más estratégica, invertí en otros 3
campos: imagen corporativa, fotografía y web. La imagen corporativa me ayudó a
diseñarla Nereida Tarazona, para las fotos conté con Daniel Gramage y la web ya
fue cosa mía. Aunque si te digo la verdad, diseñar para uno mismo es complicadísimo.
Respecto
a la segunda pregunta, claramente sí. Creo que invertir en tu marca es
fundamental para hacerse un hueco en el mercado y para que los clientes
apuesten por confiar en ti. Por muy bueno que seas, si tus servicios o
productos no están apoyados por un buen branding,
te va a costar muchísimo más trasmitir el valor de lo que estás vendiendo.
Tener una imagen de marca unificada y coherente te permite diferenciarte y que
la gente te reconozca. Tener unas fotos profesionales también te ayuda a darle
ese toque único a lo que haces y trasmitir mayor confianza y seguridad. Tener
una web que comunica bien y donde se detalla cómo eres, cómo has llegado hasta
aquí, cuál es tu manera de hacer las cosas… es fundamental también para que
alguien dé el paso de contratarte.
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Además de crear una marca personal,
has tenido que crearte una identidad corporativa que sea atractiva, coherente y
acorde con la imagen que quieres proyectar hacia tus potenciales clientes, y
eso incluye el diseño de un
logotipo, una página web, el uso de unos colores y/o tonalidades concretos, la
creación de una firma para el correo electrónico profesional, etcétera. ¿Cómo
ha sido el proceso de diseñar tu identidad corporativa? ¿Lo has hecho tú sola o
has confiado en el trabajo de otros profesionales?
Como
te comentaba, Nereida Tarazona fue quien me ayudó con el diseño de mi imagen de
marca. Ella fue la encargada de estudiar todo el universo que rodea mi marca y
a partir de ahí crear un logotipo, elegir unas tipografías corporativas y una
paleta de colores, crear algunos elementos visuales complementarios…
Para
poder llegar a todo eso, primero nos reunimos varias veces para hablar de mis
objetivos con la marca, de mis necesidades, del público al que me dirijo… Y
también creamos un moodboard (un tablero de inspiración)
en Pinterest donde yo le fui indicando algunas marcas con las que
conectaba, elementos gráficos que me gustaban especialmente, fotos que me
inspiraban… Y con toda esa información, ella ya se encargó de desarrollar toda
mi marca y darme una guía de estilo con todo el material.
Una
vez que Nereida creó ese manual de mi marca, yo ya he podido crear mi web y
muchos otros diseños que he ido necesitando durante el camino. Incluso he
podido delegar el diseño de algunos elementos a otros diseñadores cuando lo he
necesitado. Por ejemplo, Elena Altuna, que es especialista en maquetación de
productos digitales, me ha echado una mano más de una vez para darle forma a
manuales, documentos… que he ido necesitando en mi negocio
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No es fácil emprender ni tampoco
convertir una afición que te apasiona en un trabajo remunerado con el que pagas
impuestos y facturas. ¿Por qué decidiste a arriesgarte y convertirte en una
profesional freelance del diseño web?
¿Cómo fueron tus inicios?
Elegí
apostar por el diseño web porque es una disciplina que aúna muchas otras que me
encantan como la escritura, la fotografía, la maquetación, la comunicación… Yo
estudié Periodismo, pero tras unos años dedicándome a ello, me di cuenta de que
no tenía la vocación necesaria ni me veía trabajando ahí durante los próximos
años. Así que con los conocimientos que tenía, intenté buscar una profesión que
me permitiera aprovecharlos al máximo, pero de otra manera. Y justo encontré
eso en el diseño web.
Los
inicios fueron complicados, sobre todo, porque hace 8 años (en 2012) yo no
tenía prácticamente ninguna formación en estrategia de negocio, contabilidad, marketing…
Y de repente me encontraba al frente de una empresa donde, aparte de
trabajadora, tenía que ser contable, relaciones públicas, responsable de marketing…
Me vi desbordada muchas veces y con mil dudas. Lo que más me ayudó fue
formarme. Apuntarme a cursos de todo aquello que no sabía, pero necesitaba y
apostar mucho por dedicarle tiempo y esfuerzo a formarme. Sin formación me
hubiera sido imposible hacer crecer mi negocio de cualquier forma.
Y
otra cosa que me ayudó mucho desde el principio fue el networking.
Conocer a otros emprendedores en una situación similar a la mía o que ya habían
pasado por donde yo estaba pasando en ese momento, fue clave. El ver que no
estaba sola, que había gente que me comprendía (porque muchas veces nuestro
entorno más cercano no nos termina de comprender…), me dio mucha fuerza para
seguir intentándolo hasta que el negocio comenzó a dar sus frutos.
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También formas parte del proyecto Brand in a bottle. ¿Cómo lo definirías y
el trabajo que haces en ella?
Brand in a bottle surgió de forma
natural. Muchos de mis clientes cuando me pedían presupuesto para hacer su web
antes necesitaban también contratar a un diseñador gráfico para su marca y a un
copy para sus textos. Y después de crear la web, muchas veces les hacía
falta maquetar un ebook o crear algunos recursos para sus newsletters
o redes sociales. Así que les propuse a algunas colaboradoras con las que ya
trabajaba crear un proyecto conjunto donde pudiéramos ofrecer todos estos
servicios en un solo lugar. Así nació Brand in a Bottle. En principio
éramos una diseñadora gráfica, una copy y yo. Y ahora mismo lo
componemos Nereida Tarazona (diseño gráfico), Conchi Sanjerónimo (copy),
Elena Altuna (maquetación) y yo (diseño web). Al final Brand in a bottle
es una pequeña agencia compuesta por freelances que nos coordinamos para
ponérselo más fácil a los clientes de las 4 y ofrecerles servicios que estando
solas no alcanzaríamos a ofrecer.
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Cuéntanos un poco como ha sido, está
siendo y/o te gustaría que fuese tu trayectoria como joven emprendedora dentro
del sector del diseño web. ¿Cómo ha evolucionado tu marca personal desde que la creaste? ¿Cómo definirías
tu estilo como diseñadora web?
Mis
primeros años como freelance estuvieron dedicados 100% a
trabajar en los proyectos de mis clientes, pero desde hace un par de años he
ido añadiendo algunas líneas más a mi negocio. La principal ha sido comenzar a
dar formación. En 2018 la plataforma de educación online, Crehana, me
propuso hacer un curso con ellos y resultó una de las experiencias más
gratificantes de mi vida. La verdad es que le cogí el gustillo a dar formación
y es algo que he ido incorporando a mi negocio y que me gustaría potenciar
durante los próximos años.
Además,
he ido participando de otros proyectos como Brand
in a Bottle o, también, Gyoza Studio donde llevo más de medio año
como directora de operaciones ayudando a organizar los proyectos y coordinando
la estrategia del estudio.
Estas
dos vías, la de la formación y la relacionada con gestión de proyectos, son en
las que me quiero enfocar próximamente. Sin dejar de lado el diseño web, claro.
Mi
estilo como diseñadora… me cuesta mucho definirlo porque creo que es algo que
es mucho más fácil de ver desde fuera que desde dentro. Pero sí que es cierto
que me obsesiono mucho con que las webs comuniquen bien. Que el usuario cuando
llega a una web entienda realmente qué hace ese profesional o empresa y cómo
puede ayudarle a solucionar sus problemas. Más que en la parte estética o en la
parte técnica (aunque las dos son muy importantes también), me centro mucho en
la parte comunicativa. Al final de nada sirve que una web sea muy bonita o muy
rápida, si cuando alguien llega a ella no se entera de qué es lo que haces,
cómo puede contactarte o no le queda claro si puedes ayudarle con el problema
que tiene ahora mismo.
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En los últimos años se habla mucho
en redes sociales sobre la planificación de las rutinas de trabajo e, incluso
de nuestro tiempo dedicado al ocio y a la vida personal. ¿Planificas tu jornada
de trabajo? ¿Tienes alguna rutina?
Por
el tipo de trabajo que hago planificar cada jornada de trabajo es complicado
porque van surgiendo muchos imprevistos cada día. Un día se puede caer un
servidor por una avería, una actualización puede hacer que algo no funcione en
una web… y todo eso es muy complicado de planificar. Así que mi día a día suele
ser muy flexible.
Sí
que es cierto que reservo huecos específicos para tareas que deben salir un día
determinado sí o sí o para reuniones, pero el resto debo ir planificándolo tal
y como se va presentando.
Lo
que sí planifico mucho son mis procesos de trabajo. Llevo un par de años
invirtiendo mucho tiempo en crear mi manual de procesos y eso me ayuda mucho
con el trabajo diario. Por ejemplo, tengo desglosado en pasos muy pequeños
todas las acciones que necesito llevar a cabo para hacer una web, desde la
primera reunión con el cliente hasta la entrega final. Y esto me ayuda a saber
en qué punto estoy en cada proyecto en el que trabajo: que está hecho ya, que
queda pendiente… Es una especie de mapa de ruta que me ayuda muchísimo a la
hora de gestionar la carga de trabajo y establecer prioridades sobre qué debo
hacer cada día en cada proyecto en el que esté trabajando.
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Hoy día es muy importante que tanto
los profesionales autónomos como las empresas posean una página web donde
ofertar sus servicios y más aún si te dedicas a sectores profesionales como la
fotografía, el diseño o la moda. Asesoras, diseñas y gestionas las páginas web
de emprendedores y pequeñas empresas. ¿Cómo deberíamos gestionarlas para que
sean profesionales?
Me gusta decir que en realidad diseñar
una web es igual que montar un puzzle. Creo que el secreto para que cuando la
web esté lista, el puzzle quede bonito, es toooodo el trabajo previo que se
haga al diseño de la web.
El proceso que te contaba que seguí con
mi propia marca, es el que le recomiendo seguir a todos mis clientes. Creo que
lo más importante es, en primer lugar, trabajar una buena estrategia. Tener
claro quién eres, en qué eres bueno, dónde aportas valor, cómo vas a ofrecer
tus servicios, a quién se los vas a ofrecer…
Una vez la estrategia está clara,
comienza el trabajo de imagen corporativa, copy y fotografía. Estas 3 patas son
fundamentales para generar un buen material que luego podamos aprovechar para
hacer la web. Cuando ya tienes un manual de marca, unos buenos textos y unas
fotos profesionales, entonces llega la hora de montar el puzzle.
Si esos cuatro se han trabajado bien, es
realmente difícil no conseguir unos buenos resultados… Si tu estrategia, tu
imagen corporativa, tus fotos y tus textos están bien elaborados, vas a tener
una web profesional sí o sí.
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Cuando buscamos historias de
emprendedores y/o influencers, lo que
solemos encontrar son historias de éxito y de personas que todo lo hacen
perfecto. ¿Por qué apenas se habla de fracasos y de los errores que todos
cometemos en nuestras trayectorias profesionales? ¿Se aprende más de los éxitos
o de los fracasos?
Me
parece muy interesante esta pregunta. Creo que se aprende tanto de los fracasos
como de los éxitos y estoy totalmente de acuerdo en que es importante que se
visibilice el fracaso porque, de hecho, no lo considero como tal. Las cosas
pueden salirte de una forma diferente a la que esperabas o puedes sentir que te
han salido mal, pero siempre hay aprendizaje en ellas.
A
mí me han salido muchas cosas mal o han resultado de una forma que no había
contemplado. Pero si no las hubiera hecho así y con esos resultados,
seguramente tampoco habría podido hacer lo que sí me ha salido bien.
Creo
que tan importante como conseguirlo es intentarlo. Me gusta mucho la frase de
“Hazlo. Y si tienes miedo, hazlo con miedo”. Muchas veces nos paralizamos por
si lo que hemos pensado no sale bien y dejamos de dar el paso. Y la mayoría de
las veces el hecho de que lo intentemos y fracasemos tiene unas consecuencias
muy, muy pequeñas que podemos superar muy fácilmente. Siempre hay que hacerlo
con cabeza, por supuesto. Tampoco soy partidaria de arriesgarlo todo por una idea
y creo que es mejor tener los huevos repartidos en varias cestas.
Pero
sí creo que hay que arriesgarse, probar cosas nuevas, hay que pasar por
desengaños y también dejarse sorprender por oportunidades que quizás nunca
habías contemplado. Creo que vale la pena intentarlo, sea cual sea el
resultado.
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Marina, muchas gracias por tu
tiempo.
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