"- ¿Por qué no me habías dicho que eras el príncipe heredero? - Le preguntó enfadada Amanda a Hakon mientras le enseñaba el artículo de la boda de su mejor amigo.
En el rostro de Hakon se dibujó el pánico. Amanda que, miraba a través de una ventana como nevaba, esperaba una respuesta.
Hakon se sentó en el sofá y leyó la noticia. Amanda le miró y dejó que las lágrimas corriesen por su rostro. Se autoconvencía de que su relación se había roto y de que aunque quisiese no podría dejar Estocolmo ni volver a Sevilla.
Hakon dejó la revista sobre el sofá, se levantó y se acercó hasta Amanda.
- Amanda, mírame a los ojos, por favor. - Le suplicó Hakon al notar que ella le evitaba.
Amanda quiso limpiarse las lágrimas pero sus manos estaban entre las de Hakon.
- No te he dicho nada porque nunca me ha gustado que me tratasen de manera diferente por ser el príncipe heredero y siempre he querido ser uno más. Lucho a diario desde que soy niño por ser una persona sin títulos como tú y por eso me fui a estudiar Arqueología a Oxford, soy arqueólogo, vivo con unos amigos en el centro de Estocolmo... No me gusta vivir en palacio e intento no ir más veces de las necesarias. Mis padres lo entienden y me apoyan. El apellido "Sjöberg" me ayuda a ser uno más, ya que como miembro de la familia real no poseo ningún apellido. - Le explicó con tono Hakon a Amanda. - Mi relación con Tania siempre estuvo expuesta a la prensa y éramos noticia semana tras semana y eso nos afectó mucho. No quería que me pasase contigo lo mismo pero yo cuando te conocí no me presenté como el príncipe heredero de Suecia como si hice con Tania en los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Amanda escuchaba la sinceridad con la que se expresaba Hakon.
- Te conocí en una excavación cuando sólo tenías 19 añitos y en ocho años no te pude olvidar. La vida hizo que nos reencontrásemos en Estocolmo y que entonces fuésemos compañeros de trabajo y de piso. Te conocí mejor y me enamoré de ti. Lucho desde entonces por ti y porque tengamos una relación de pareja normal. - Le confesó Hakon a Amanda. Te quiero, - y besó a Amanda.
- Y yo... a ti... también... te quiero. - Logró decir Amanda con voz entrecortada cada vez que se separaban sus labios.
Hakon se separó de Amanda, se acercó al sofá y cogió la revista.
- ¿Quién eres: Amanda del Bosque o Amanta del Val? - Le preguntó con voz de inquisidor Hakon a Amanda mientras con un dedo le señalaba el titular.
Amanda no recordaba que no le había contado a Hakon que, además de arqueóloga, era novelista, la misma que había descubierto días antes y de la que tanto había alabado su escritura.
- Ambas, - contestó Amanda con un hilo de voz, - aunque Amanta del Val es sólo un pseudónimo que utilizo para publicar mis obras de ficción y así poder preservar mi vida personal.
- ¿Por qué Amanta del Val?
- Un día lo encontré y me gustó pero antes me aseguré de que nadie se llamase así.
- ¿Desciendes de catalanes o al menos hablas catalán?
Amanda negó con la cabeza.
- ¿Por qué no usas Amanda del Bosque? - Preguntó Hakon que no entendía nada.
- Porque quiero que las publicaciones de mis vocaciones se diferencien bien. Quiero ser conocida en el mundo de la Arqueología con mi nombre de nacimiento y en el de la literatura con el pseudónimo de Amanta del Val pero siempre soy Amanda del Bosque. - Se justificó Amanda.
- ¿Por qué nunca me has dicho que escribes? - Le preguntó Hakon esta vez con curiosidad.
- Porque se trata de algo tan íntimo que me cuesta confesarlo. - Amanda que apoyó su cabeza sobre el hombro de Hakon. - Me sentí muy halagada cuando te veía leer mi novela y me hablabas de ella, y también cuando me dijiste que te había gustado mucho e intentabas convencerme de que la leyese. No te dije nada porque quería saber tu opinión y que ésta fuese objetiva. Me gustaba ver cómo disfrutabas al leerla al igual que yo disfruté con el proceso de documentación y escritura.
Amanda buscó una manta y se envolvió en ella. Hakon encendió la chimenea y los dos se sentaron en la alfombra junto a ella.
- Tenemos que pensar cómo vamos a proteger nuestra relación de la prensa. - Dijo Amanda con decisión. - Sólo quiero aparecer en ella por mis novelas o por algún hallazgo arqueológico importante. No quiero que la prensa investigue sobre mí, sobre nuestra relación, sobre mi familia, etcétera.
Hakon la miró con complicidad.
- Llegará un momento en que... - Insinuó Hakon.
- Puede que no. - Dijo Amanda tajante."
Elena Velarde
5 agosto 2010
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