Conocerse a
nosotros mismos es muy importante y es un trabajo diario. Es bueno aprender a
disfrutar del presente. Sin embargo, ignorar nuestro pasado no es una opción.
(Fuente: Elaboración propia).
El crecimiento personal también implica revisar y
reconciliarnos con nuestro pasado familiar, personal y sentimental. Es
necesario revisitarlo de vez en cuando, sobre todo el nuestro personal y
sentimental. Debemos dedicarnos tiempo a nosotros mismos tanto para los
recuerdos agradables como para los agridulces.
Se habla mucho de escribir páginas matinales y de la terapia
de la escritura de un diario. La primera técnica no la he practicado y la
segunda lo he intentado varias veces sin llegar nunca a sentirme cómoda.
Hay varias maneras de trabajar con esos recuerdos que de
pronto regresan años después y te desastibilizan. Una es no silenciarlos y
reflexionar sobre ellos, quizá tus recuerdos estén sesgados. Otra es hablar de
ello con alguna persona de confianza a la que hayas conocido tiempo después.
Por último, coge boli y papel y escribe sobre tus sentimientos y emociones de
entonces.
La escritura a mano de lo que sentiste en aquel momento te
ayudará a cerrar aquella etapa. Hacerlo en tercera persona y en pasado es
perfecto para tomar distancia y perspectiva. Y si sabes y quieres hacerlo,
también sería recomendable que pudieses contextualizar dicho acontecimiento
dentro de tu vida y crecimiento personal.
? Texto e imagen publicados en Instagram el 23 octubre 2020
Hacía mucho
tiempo que no iba a una librería y una novela me atraía nada más verla. Eso me
pasó ayer por la tarde y con la que ilustro esta publicación. (Fuente:
Elaboración propia).
Su título y el diseño de su portada me llamaron la atención.
Leí su sinopsis y esta me conquistó. Aún no había leído el nombre de sus
autores y no me había fijado en su faja con la recomendación de María Pombo. No
había descubierto nada de este libro en ninguna de las redes sociales en las
que estoy ni en los blogs de Literatura a los que de vez en cuando les echo un
vistazo.
Ha sido una compra a ciegas. No soy seguidora de ellos ni de
nadie de su círculo de amistades en ninguna red social. Apenas sigo a influencers
de moda y belleza. No sé casi nada de ellos, salvo algunas cosillas que me han
contado gente cercana que los sigue.
Sí, son influencers, tienen veintipocos años y
proceden de familias muy bien posicionadas a nivel socioeconómico. Sería fácil
prejuzgarlos, quedarnos sólo en lo superficial y caer en tópicos. Sin embargo,
he decidido darles una oportunidad para descubrir su historia personal y su
estilo narrativo. Quizá estamos ante unas promesas de la narrativa española.
En estas horas he investigado un poco sobre ellos y su novela
debut. Me ha sorprendido su honestidad y naturalidad. Me parecen mucho más
sinceros y transparentes que muchos de los influencers veinte y
treintañeros que han surgido en los últimos años en los sectores del marketing
y el crecimiento personal.
Las biografías de estos últimos son demasiado largas y con
muchos detalles que no encajan. Me refiero a aquellos que hablan de sus inicios
o puntos de inflexión en su trayectoria en la veintena y en los peores años de
la crisis de 2008. La mayoría de ellos son de mi edad más o menos, es decir
superamos ya los 30 por pocos años. Al comparar sus trayectorias con la mía y
las de compañeros del colegio, la facultad o la Erasmus es cuando me encajan
aún menos.
? Texto e imagen publicados en Instagram el 25 octubre 2020
Las
imágenes que un emprendedor debe mostrar en Instagram han de ser profesionales
y en apariencia naturales. Esta no lo es. Lo sé. (Fuente: Elaboración
propia).
Hace ya algunos años que apenas veo fotos espontáneas en
redes sociales. Han convertido lo más cotidiano en algo artificial y demasiado
idealizado. Ya casi ninguna de ellas recuerda lo que significaron las redes en
sus inicios.
Sí, sé que los que hace una década éramos aún universitarios,
ya superamos los 30. Hemos crecido y nuestras preocupaciones han cambiado. Es
lógico que no hagamos ni mostremos ciertas situaciones. Sin embargo, sorprende
que los que ahora están en la veintena sólo publiquen imágenes muy estudiadas y
poco realistas.
Echo de menos la espontaneidad y la improvisación. Apenas las
observo en las imágenes y textos que publican los emprendedores digitales,
sobre todo, en aquellos que no llegan a los 30.
¿Es tan importante planificar todos tus contenidos con meses
de antelación? ¿Es necesario estudiar y maquillar lo que mostrarás de tu
cotidianeidad en las redes? ¿Eres un mal emprendedor si haces lo contrario a la
estandarización que se observa en las cuentas más profesionales de las redes
sociales?
Mi respuesta a esas preguntas es NO. Prefiero ser yo misma y
que quien me descubra me reconozca por el estilo de mis textos e imágenes.
Cuando alguna vez me he sumado a las tendencias o he intentado seguir alguno de
los consejos que se pueden encontrar en Internet, no me he sentido yo misma y
me he llegado a frustrar como emprendedora.
La Elena de esta foto estaba de Erasmus y decía que nunca
opositaría ni tampoco sería funcionaria. Lo comento porque esas negaciones tan
tajantes pueden convertirse en tu realidad. Al menos ha sido así en mi caso.
Este 2020 está siendo muy complicado y aún nos quedan algunos
meses así. No es el mejor momento para empezar una nueva etapa profesional e ilusionarte.
Sin embargo, las dificultades nos ayudan a conocernos mejor, a mostrarnos una
faceta de nosotros mismos que desconocíamos y a crecer.
Este 2020 (y seguramente también 2021) nos ha enseñado a
hacer planes a muy corto plazo, aceptar las situaciones como llegan y saber
adaptarnos e improvisar.
📸2009
? Texto e imagen publicados en Instagram el 6 noviembre 2020
Cuando
emprendes, uno de los primeros detalles a los que tienes que prestar atención
es la identidad corporativa. Has de pensar en lo que te define como marca y
elegir un diseño, tipografía y colores que puedan describirla. (Fuente: Elaboración
propia).
Lo ideal es hacer una pequeña investigación de las de tu
sector profesional y de diseñadores gráficos. También sería recomendable buscar
y analizar la de otros sectores y que estos sean diversos entre sí. Estudiemos
las identidades corporativas de los contactos profesionales que vayamos
haciendo en nuestra carrera emprendedora y también de las marcas que
descubramos durante nuestra propia trayectoria.
Busquemos una identidad con la que nos sintamos cómodos y nos
identifique. No nos ciñamos a las normas que rigen nuestro respectivo sector.
Vayamos más allá. Leamos y estudiemos todo lo que encontremos en Internet sobre
identidades corporativas y storytelling: páginas web, guías gratuitas,
publicaciones en redes sociales, etc. Y lo más importante busquemos feedback
a la hora de crearla y cuando ya esté diseñada.
Esta imagen es una versión beta de mi identidad corporativa.
Se trata de una marca personal donde se destaca que se trabaja con textos. La a
es la letra más característica del alfabeto que se eligió para el diseño.
También es un reflejo de mi faceta como historiadora. Es una identidad con la
que aún me identifico, aunque ya no tanto como cuando empezó este 2020 tan
extraño y complicado.
Quizá la razón por la que ya no me identifique tanto con esta
identidad sea haberme reencontrado en los últimos meses con la Elena
arqueóloga. Siento que ha llegado el momento de revisarla y redefinirla. Ahora
busco que esta incluya detalles gráficos que puedan asociarse con la Arqueología
y donde destaque más mi apellido que mi nombre.
? Texto e imagen publicados en Instagram el 10 noviembre 2020
Cuando
haces una auditoría interna de tu proyecto emprendedor, hay que ser honesto y
arriesgar. Es una etapa interesante para mirar hacia adentro y conocerse mejor
a uno mismo. (Fuente: Elaboración propia).
Es buen momento para tomar distancia e intentar vernos como
potenciales clientes de nosotros mismos. ¿Cómo nos gustaría que nos tratasen?
¿Cómo sería esa atención al cliente que nos haría sentir cómodos y confiar en
lo que nos ofrecen? ¿Nos fiamos de aquello que mostramos a los demás en
Internet? ¿Hay algo que no nos encaja y nos hace desconfiar?
En marketing se habla mucho del cliente ideal. Un concepto
abstracto e idealizado. La mayoría de las veces parece un reflejo algo
maquillado del propio emprendedor en varias etapas de su vida. Algo que se
percibe muy bien cuanto más largos e innecesarios son los textos de las
distintas secciones de sus páginas web.
En el emprendimiento digital se ha impuesto la urgencia y la
necesidad de contestar al momento. Eso no debe ser así. No deberíamos exigir a
otros profesionales logos, fotos, textos o páginas web para ayer. Estas pueden
esperar semanas o meses y aprovechar ese tiempo para trabajar otras cuestiones
como las creativas, las administrativas o la atención al cliente.
Tratemos a los potenciales colaboradores y/o clientes como
nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Ejemplifiquemos con el respeto y la
educación hacia ellos. Evitemos justificarnos si no contestamos de manera
inmediata y no saturemos sus bandejas de entrada durante un lanzamiento.
Escribamos correos que sean concisos y con un lenguaje formal y adecuado a un
contexto profesional.
Somos emprendedores, pero apenas conocemos a esos posibles
colaboradores y/o clientes. Con la mayoría apenas hemos tenido contacto por
Internet, son pocos con los que hemos intercambiado algunas palabras a través
de una pantalla y muchos menos a los que hemos desvirtualiazado. Desconocemos
sus circunstancias y el contexto en el que se enmarca su crecimiento personal,
al igual que ellos el nuestro. Es un error decirles cómo han de rellenar el
formulario que le enviamos o el curso gratuito que realicemos.
?
Texto e imagen publicados en Instagram el 21 noviembre 2020
7 Enlace a mi Instagram: https://www.instagram.com/elevelarde/
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