Hemos quedado con Berta
Carmona, escritora y asesora editorial, para conversar sobre edición literaria
y emprendimiento en una acogedora cafetería del centro histórico de Sevilla.
Nos gustaría agradecerle a Berta Carmona que haya sacado un pequeño hueco en su
apretada agenda para tomarse un café y desayunar con nosotros.
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Berta,
¡buenos días! Me gustaría felicitarte por tener una marca personal tan bien
trabajada y atractiva que proyectas a través de las redes sociales. ¿Cómo las
has desarrollado? ¿Consideras que hoy día es importante poseer una buena marca
personal tanto para un profesional autónomo como para una empresa?
Hola,
Elena. En primer lugar, darte las gracias a ti por valorar tan positivamente mi
trabajo y por darme la oportunidad de charlar sobre temas que me interesan
mucho y a los que he dedicado una gran parte de mis últimos años. Esto por lo
que me preguntas es un tema complejo: yo soy licenciada en Ciencias de la
Comunicación y desde 2012 he estado dirigiendo, y codirigiendo, proyectos
editoriales en los que llevaba el área de comunicación. He dedicado cientos de
horas a leer sobre marketing editorial, a probar diferentes estrategias, he
trabajado muchísimo y he sufrido más desvelos de los saludables; al final me he
dado cuenta de algo muy básico en realidad: el secreto está en la autenticidad.
Queramos o no, todos tenemos una marca personal, es el rastro o la huella que
dejamos allá por donde pasamos, y no iba a ser diferente en las redes sociales.
Ahora bien, esto es muy distinto a la mercantilización del individuo, a
convertirlo en un producto más, artificial y manipulado, a través de estrategias
que se divisan a leguas y que pueden llevar a los efectos opuestos a los
perseguidos (seguro que todos conocemos marcas llevadas de una manera muy
profesional en las redes, pero que no consiguen conectar, les falta ese toque
humano que es fundamental para lograr un impacto positivo, un buen vínculo).
Creo que uno ha de ser auténtico, encontrar la “voz” más natural y honesta
desde la que comunicarse con su audiencia, hacer aquello con lo que vibra, que
le despierta verdadera pasión, solo así todo fluye, aunque no sea fácil, nada
fácil.
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Además
de crear una marca personal, has tenido que crearte una identidad corporativa
que sea atractiva, coherente y acorde con la imagen que quieres proyectar hacia
tus potenciales clientes, y eso incluye el diseño de un logotipo, una página
web, el uso de unos colores y/o tonalidades concretos, la creación de una firma
para el correo electrónico profesional, etcétera. ¿Cómo ha sido el proceso de
diseñar tu identidad corporativa? ¿Lo has hecho tú solo o has confiado en el
trabajo de otros profesionales?
Todo lo relacionado con https://www.bertacarmona.es/, proyecto con
el que empecé hace poco más de un año, lo he realizado en solitario. Tras
bastantes años trabajando en colaboración con muchos profesionales, desde
diseñadores web, a especialistas en marketing digital, me apeteció dar un giro
en la forma de llevar mi marca. Ha sido enriquecedor, y he aprendido mucho,
pero obviamente no descarto contar con buenos profesionales para avanzar con
mayor velocidad en ciertas áreas que cuesta abordar en solitario.
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No
es fácil emprender ni tampoco convertir una afición que te apasiona en un
trabajo remunerado con el que pagas impuestos y facturas. ¿Por qué decidiste a
arriesgarte y convertirte en un profesional freelance
de la edición literaria? ¿Cómo fueron tus inicios? ¿Cómo has evolucionado
como profesional?
Durante aproximadamente seis años trabajando por
cuenta ajena, más un par más de prácticas profesionales, vi y experimenté
bastantes cosas que no me gustaron, que despertaban en mí un profundo
descontento. Siempre he sido muy reflexiva, he estado muy comprometida con
vivir plena y coherentemente, por lo que hace muuucho que me planteo la vida en
términos que rozan el existencialismo, preocupada por la alienación, la falta
de pasión… Todo ello, unido a una forma de rebeldía muy particular y un sentido
peculiar de la independencia, así como a la pasión por la escritura que se
acentuaba conforme pasaban los años, hizo que me retara a crear mi propio
proyecto. Me formé como correctora, inicié Ecoescritura, decidí
autopublicar, comencé a asesorar escritores y todo fue fluyendo. Tanto que
cuando hago cuentas y soy consciente de que han pasado diez años me cuesta
creerlo.
Desde que decidí emprender ha habido de todo: golpes
de suerte, obstáculos, aciertos, errores, buenos tiempos y no tan buenos, logros
alcanzados, algunos fracasos, alegrías, decepciones…, la vida misma, vamos.
Es muy fácil juzgar a posteriori,
por lo que intento evitarlo, pero, si te soy sincera, cuando echo la vista
atrás lo que más me duele es ser consciente del tiempo que le he quitado a mi
hijo; demasiado, créeme. Apenas disfruté de tres meses de baja por maternidad y
un exceso de responsabilidad, de exigencias, de creencias erróneas, me impidieron
disfrutar de unos años de crianza que no vuelven. En lo profesional conseguí
una serie de hitos positivos que me enorgullecieron durante un tiempo, pero que
con el pasar de los años acabaron cobrándose la factura a través de un desgaste
y un cansancio profundamente devastadores. Mi evolución, por tanto, está muy
marcada por la simplificación: me he despojado de todo lo innecesario, he
puesto el foco en lo que verdaderamente me apasiona e intento disfrutar, fluir,
al máximo con lo que hago. El resultado es muy enriquecedor en todos los
sentidos; por supuesto, vivo más tranquila, con menos presiones.
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Hay
muchas profesiones dentro del sector literario y muchas de ellas son bastantes
desconocidas: editor, corrector de textos o traductor por citar algunas de las
más características. ¿Qué importancia tiene el informe de lectura, la
corrección de textos y/o el asesoramiento para una persona que quiera escribir
y publicar una novela?
Para mí, una importancia crucial, porque el trabajo
profesional aporta calidad, y considero que la calidad es imprescindible para sacar
a la luz una obra. Ha sido una de mis cruzadas de los últimos años, la verdad,
yo creo en la autoedición, creo en las nuevas voces, en que hay personas con
unas historias maravillosas que no deberían quedarse llenas de polvo en un
cajón; pero no me vale hacerlo de cualquier manera. Me entristece muchísimo la
falta de calidad, de mimo, en todas las fases del proceso editorial: desde la
creación de la obra, pasando por la gramática y la ortografía hasta el diseño y
la maquetación. Editar un libro es algo muy serio para lo que se requieren
profesionales; por muy bueno que alguien sea escribiendo, la mirada externa, y
por supuesto profesional, siempre aporta una percepción valiosa que se escapa a
las relecturas ya viciadas que hacemos los autores de nuestras obras. Todo lo
anterior, además, por una pura cuestión de respeto a los lectores.
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La
mayoría de los profesionales freelance de la edición literaria ofrecen
distintas asesorías, casi todas ellas se han especializado en asesorar a
escritores. ¿Qué es la asesoría editorial? ¿Qué diferencias hay entre asesorar
a una editorial o a un escritor?
Es una buena pregunta, Elena. Supongo que depende de
aquello que cada cual domina como para que su asesoramiento tenga valor para
otra persona, de la experiencia adquirida en todo lo relacionado con el trabajo
editorial, y de lo que los “asesorados” demandan. Los autores normalmente
requieren asesoramiento desde lo más básico, cómo llevar a buen término la obra
que desean escribir (romper bloqueos, organizarse, saber darle estructura a la
historia…), hasta dudas sobre las opciones de publicación de un libro, la
corrección ortográfica y de estilo de sus textos... Las editoriales con las que
yo he colaborado principalmente han demandado apoyo en lo que respecta a la
comunicación, la presencia en redes sociales, la difusión de sus autores, pero
al tratarse de un ámbito de trabajo con muchas fases, y complejo, las
necesidades pueden ser múltiples.
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En
tu blog (https://www.bertacarmona.es/reflexiones/) has
dedicado varias entradas a hablar sobre lo que significa profesionalizarse en
un sector profesional tan creativo como es la escritura creativa y que muchos
consideran una simple afición. ¿Qué te llevo a afrontar esta problemática en el
blog para que personas alejadas de dicho mundo profesional puedan entender que
hay detrás?
La escritura, sin duda, es un proceso creativo que
necesita fluir sin cortapisas, sin frenos, con espontaneidad y pasión. Yo
defiendo que sea así, cómo no; también para beneficiarnos de todos sus efectos
terapéuticos, catárticos, en los que creo firmemente. Ahora bien, yo hablo de
profesionalizarse, si te refieres a esa importancia que le doy a la calidad en
todos los procesos, para aquellos autores que desean acceder a los lectores,
que quieren que sus obras sean conocidas, estar en las plataformas digitales,
en las librerías, que hacen promoción en redes sociales… Es una cuestión de respeto
hacia el mundo del libro y hacia los lectores, entre otras razones porque no
conozco vía más directa para el desprestigio que sacar a la luz un libro lleno
de errores, de erratas, con una portada o maquetación que no cumplan ni los
mínimos estéticos…
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En
esas entradas das consejos a todo aquel que quiera profesionalizarse como
escritor. ¿Qué otros consejos (y sobre los que aún no hayas hablado en tu blog)
les darías a toda aquella persona aficionada a la escritura que quiera
profesionalizar su afición?
Mi consejo es contar con la opinión y el apoyo de
profesionales del mundo de la edición. Si estás bloqueado/a y no sabes cómo continuar
con tu obra, este tipo de ayuda te aportará una perspectiva que es imposible
que tengas tú mismo. Si ya lo has terminado y tienes dudas sobre su valor, un
informe de lectura puede responder a tus preguntas. La corrección es
imprescindible, ¡siempre! Cuidado con las correcciones que hacen amigos (salvo
si estos son correctores profesionales que realicen el servicio como tal), he
visto de todo bajo esa idea, de todo que se puede resumir en textos llenos de
incorrecciones y erratas que dificultan (a veces imposibilitan) la lectura. En
definitiva, piensa qué te gustaría a ti como lector/a, qué te molestaría, y
actúa en consecuencia.
En cuanto a cómo convertirse en un escritor mejor,
yo creo que todo se puede reducir a una fórmula a la que también apelan muchos
otros autores y profesionales de este mundo: escribir mucho, borrar mucho y
tirar mucho. En lo de escribir mucho también entra, por cierto, vivir mucho
(observar, escuchar, abrirse a lo que nos rodea…); suelo decir que no solo se
escribe cuando se coge el boli o se aporrea el teclado.
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En
los últimos años se habla mucho en redes sociales sobre la planificación de las
rutinas de trabajo e, incluso de nuestro tiempo dedicado al ocio y a la vida
personal. ¿Planificas tu jornada de trabajo? ¿Tienes alguna rutina?
Bueno, he sido una friki de la productividad y la
gestión del tiempo. He leído muchísimo, he puesto en práctica estrategias
tecnológicas y en papel, y acabé volviéndome loca porque cuando falla la base,
todo se tambalea; y yo tenía las prioridades mal ordenadas, y me sostenía sobre
muchas creencias erróneas, por lo que nada podía ir bien. Al fin he acabado por
inclinarme por un enfoque más “humanista” de la productividad, creo que esta no
puede funcionar si no va unida al autoconocimiento profundo, si no sabes qué te
hace moverte realmente con pasión, qué tipo de vida te hace sentir plena y
adónde quieres llegar para lograr bienestar. Partiendo de aquí, nada sencillo,
por cierto, mi método consistiría en:
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Tener claros los objetivos que deseo alcanzar en un
periodo determinado de tiempo y trabajar en ello con el máximo foco.
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Esas tareas o gestiones tediosas, horribles, que no
me gustan, intento quitármelas cuanto antes. Cuando lo consigo, es sorprendente
el alivio que siento y la carga que me quito de encima para dedicarme a lo
realmente importante. La técnica Pomodoro me funciona, a veces, aunque
adaptada. ;)
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Saber desde el día anterior, o con la antelación
suficiente, qué tarea/s quiero realizar cuando me siento en el escritorio. Esta
claridad me evita perder mucho tiempo.
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Intento tener muy presente lo de “menos es más” y el
principio de Pareto. Sobre esta base, trato de proteger al máximo mi tiempo de
descanso y, con este, mis energías. Es curioso cómo un descanso a tiempo, hacer
algo que nos guste en mitad de una jornada, etc., puede ayudar a aumentar
nuestra eficacia lejos de esa falsa creencia de calentar la silla cuantas más
horas mejor.
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Reducir el tiempo de redes y correo, por ejemplo,
proponiéndome responder solo un par de veces al día. No empezar el día revisando
la bandeja de entrada, sino haciéndole frente a la tarea más importante.
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Cuando
buscamos historias de emprendedores y/o influencers, lo que solemos
encontrar son historias de éxito y de personas que todo lo hacen perfecto. ¿Por
qué apenas se habla de fracasos y de los errores que todos cometemos en
nuestras trayectorias profesionales? ¿Se aprende más de los éxitos o de los
fracasos?
Entiendo lo que comentas, pero el éxito es tan relativo... Y los modelos
de éxito que nos ha “colado” esta sociedad tan consumista, tan competitiva,
cada vez me producen más rechazo. Parece que todo está orientado a enseñar
nuestra mejor cara, nuestros “éxitos”, a ocultar las debilidades…, pero
personalmente pienso que es lo contrario, que mostrarnos tal y como somos, con
todas las caras, es una señal de fortaleza y que, desde luego, es lo que más
nos une. Este mundo del emprendimiento es complejo, hay que pagar un precio,
pero también se paga cuando trabajas por cuenta ajena. La cuestión, volviendo
al autoconocimiento, es plantearnos qué tipo de vida queremos vivir y lanzarnos
a ello de la manera más coherente que nos sea posible.
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Berta,
aparte de profesional editorial, tú también eres escritora, has publicado
varios libros. ¿Te apetece contarnos algo sobre esta faceta?, ¿cómo crees que
influye esto en tu labor profesional?
Sí,
en efecto. Ya a los 9 años escribí una novela, era una imitación de “Los
cinco”; ja, ja, ja, lo que leía por aquel tiempo. ;) He escrito siempre, mucho,
en la primera fase de mi vida en forma de diario, escritura reflexiva y
personal, y a partir de los veintiuno o veintidós años empecé con los relatos
cortos. Precisamente cuando pensé en publicar una recopilación de estos fue
cuando me adentré en el mundo de la edición y me di cuenta de la cantidad de
dudas que surgen, de lo complicado que es tomar ciertas decisiones, de cómo
puede cambiar el rumbo de todo contar con un buen asesoramiento, un buen
consejo, cuando más lo necesitas… Obviamente, todo esto ha condicionado mi
labor profesional, cómo no; al haber vivido y sufrido en mis carnes todos los
procesos a los que se enfrentan la mayoría de los autores, entenderás que no me
cuesta nada empatizar con ellos y comprender la amplitud de sus necesidades.
Aparte de los relatos, tengo también publicados cuentos infantiles y un manual
de escritura narrativa.
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Berta,
muchas gracias por tu tiempo.
Las
gracias a ti, Elena, de verdad, siempre es agradable que alguien muestre
interés por nuestro trabajo y nos dé la oportunidad, de alguna manera, de
contarnos. ¡Un abrazo!
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