Querida Elenita:
Ya sé que no te gusta que te llamen
así. Te defiendes diciendo que tienes 16 años y que no eres una niña pero
dentro de unos años este diminutivo te transmitirá ternura. Seguramente
prefieras que te salude llamándote Helen como lo hacen tus familiares y amigos
aunque lo más adecuado hubiese sido utilizar Elena porque para ti soy una desconocida, a pesar de que soy tú con diez
años más.
Con esta carta que te escribo no
quiero parecerme a tus padres dándote consejos ni tampoco riñiéndote porque sé
que no servirá de nada. Sin embargo, quiero decirte en forma de pinceladas
algunas cosillas que pueden servirte. No voy a aconsejarte de que no cometas
errores porque la experiencia me ha demostrado que como mejor se aprende es
equivocándose pero voy a pedirte un favor y es que no abandones tu imaginación
ni tu creatividad. No dejes de escribir ni de leer.
Sé que eres una buenaza y que los
demás se aprovechan de ti. Eres tan inocente que no eres muy consciente de que
te rodean muchos hipócritas a los que sólo les importas para dejarte de lado y
marginarte. Tienes tu grupo de amigas, confía en ellas y cuida mucho su
amistad. Apóyate también en tu familia, escucha más a tus padres y no discutas
tanto con ellos. No dejes de preocuparte por los demás y de ayudarlos de manera
desinteresada pero aprende a ser un poco egoísta y a pensar más en ti. Sé que
no me vas a hacer caso pero crecerás, te harán mucho daño y espabilarás.
Es Viernes Santo y estás en la
playa. Me han dicho que el otro día conociste a un chico que te cayó bastante
bien pero al que no le prestaste mucha atención porque “¡No lo voy a volver a
ver!” exclamarás. Pero la casualidad hará que en la Feria reaparezca en tu vida
y lo hará para quedarse. No te darás cuenta de que tu vida girará 180º y que te
influenciará mucho más de lo pueda parecer a primera vista. Muchos se
sorprenderán y te aconsejarán sin saber. Os asemejáis más de lo que pueda
parecer aunque tú pienses lo contrario. Intuirás que tus sentimientos emprenden
una senda que te dará vértigo y no querrás afrontarlos por miedo. Antes de
despedirme sólo quiero decirte que has conocido a una persona maravillosa y que
más de una década después aún seguirá ahí.
Un cordial saludo,
Elena Velarde.
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