"En los últimos años se habla
mucho acerca de los malos tratos y de la violencia de género, aunque pocas
veces se menciona sus repercusiones psicológicas o algún caso donde las
víctimas sólo sufran acoso moral y cuando se refieren a esto último suelen ser
mujeres que lo sufren en su lugar de trabajo y casi siempre tienen
connotaciones sexuales.
Todo esto puede llevar a
equívocos e, incluso, llegar a afirmar la inexistencia del maltrato
psicológico, cuando ha existido siempre, y sólo hablar del físico porque
sus heridas son visibles en la piel. Lo más terrible del primero de ellos es
que se da con mucha frecuencia pero ni la sociedad ni los medios de
comunicación le dan la importancia que le corresponde porque no mata en el
instante ni deja marcas visibles en la víctima.
Los casos de acoso moral que
se pueden dar son variopintos pero tienen algunos elementos comunes como pueden
ser la marginación de esa persona dentro de su pandilla e, incluso, de
la propia sociedad en los casos más extremos. Estas personas por su debilidad e
inconsciencia de la situación pueden llegar a ser marionetas cuyos hilos son
manejados por las propias personas que por considerarse superiores piensan que
tienen derecho a maltratarlas y que pueden ser sus padres, amigos, compañeros
de trabajo...
Hay víctimas de maltrato
psicológico que con el tiempo y a base de muchos sufrimientos consiguen
librarse de las ataduras de su marioneta pero sus heridas nunca llegarán a
cicatrizar. Algunas lo consiguen con ayuda de psicólogos y otras aprendiendo a
reflexionar sobre ello para poder conocer mejor esas situaciones y afrontarlas
antes de que lleguen a mayores.
Las humillaciones, las
marginaciones, etc hacen que las personas que la sufren se sientan inferiores,
se minusvaloren y se sientan desplazadas. Es duro vivir esto pero muchas veces
los que te maltratan son los miembros de la pandilla o los compañeros de
clase, aunque en tu casa la situación sea la contraria y tengas buenos amigos
que sabes que siempre te apoyarán, hay que demostrar que no somos tan débiles y
que somos mucho más que unas simples marionetas. El tiempo pone a cada uno en
su lugar y nos hace ver que al final los que están solos son los mismos que nos
consideraban que teníamos la peste y que evitaban juntarse con nosotros,
y que los que hemos sido sus víctimas podemos contar con un pequeño grupo de
amigos que han sabido demostrarlo en los detalles y en los momentos más
difíciles, esos mismos en los que sentíamos que nadie se preocupaba por
nosotros y que todo lo que hacíamos era un desastre."
Elena Velarde
24 enero 2006
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